Nunca amé a desmano, a deshoras, por acoso o por recelo.
No sabría.
No habría de importarme lo que pensaran otros
si no era cierto.
Este sol que me deprime,
este encierro…
Estoy seguro que podré con él.
Y mientras tomo el descaro de los que miran
y les saco la lengua
mientras pienso en tu desnudez
y como caía la sabana que rodeaba tu cuerpo.
Incorpórate –me dijiste.
El café ya está listo.
Mójate los labios en él, bésame e inúndame de mañana.
Me calan tus palabras como la luz del sol, de la luz que a veces echo tanto de menos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Franc