martes, 6 de mayo de 2014

En el desierto también llueve


En el desierto también llueve,
me cuentan mientras intento escribir entre las líneas transversales que dirigen el tráfico de mi lunes.
El resto del día acaba sosegado y sin recuerdos
aunque por la noche, imagine esa lluvia cayendo en el desierto,
mojando mi cara,
y regando de flores la madrugada.
El martes seguramente no sea un gran día
si acaso no puedo escribir acerca de esa vida que ansío.
¡Llévame a esa vida! -sueño.

Mientras, llueve.

Llueve en el desierto.
Y los días pasan acumulándose en el calendario
como la arena se termina por acumular en el viejo reloj de cristal.
Y cuando se caducan los minutos,
cesa de llover en el desierto
y las pocas gotas que caigan serán quimeras en horas de estío.

Mientras, llueve
y las líneas continuarán rectas  y trataré de escribir
aunque el teléfono me avise que he de huir
y la imagen del desierto me grite.
Sí, dicen que también llueve en el desierto.


©Hisae 2014


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