En el desierto también llueve,
me cuentan mientras intento escribir entre las líneas
transversales que dirigen el tráfico de mi lunes.
El resto del día acaba sosegado y sin recuerdos
aunque por la noche, imagine esa lluvia cayendo en el
desierto,
mojando mi cara,
y regando de flores la madrugada.
El martes seguramente no sea un gran día
si acaso no puedo escribir acerca de esa vida que ansío.
¡Llévame a esa
vida! -sueño.
Mientras, llueve.
Llueve en el desierto.
Y los días pasan acumulándose en el calendario
como la arena se termina por acumular en el viejo reloj
de cristal.
Y cuando se caducan los minutos,
cesa de llover en el desierto
y las pocas gotas que caigan serán quimeras en horas de
estío.
Mientras, llueve
y las líneas continuarán rectas y trataré de escribir
aunque el teléfono me avise que he de huir
y la imagen del desierto me grite.
Sí, dicen que también llueve en el desierto.


Me gustó.
ResponderEliminarPoemazo!!!
ResponderEliminarSaludos.
¡ Precioso!.
ResponderEliminarUn abrazo
Franc.
un hermoso y rotundo poema
ResponderEliminarfelicitaciones
La lluvia es casi siempre
ResponderEliminaruna simple quimera
que anega nuestra memoria.
¡Bravo por este pedazo de poema!
Un fuerte abrazo.