Gupo 2

>> domingo, 12 de diciembre de 2010


Posiblemente, soñara una irrealidad. Lo cierto es que Gupo despertó mojado y nervioso aquella mañana. No atinaba a ponerse las gafas y escribir en su diario todas las palabras que su cabeza recordaba.



- ¿Qué podría hacer para recuperarte?



- ¿Acaso sientes que me has perdido?



- Sé que te estás yendo poco a poco.



- Sí, es verdad. Me fui perdiendo entre la bruma de la aurora que invento para ti.



- No sé que hacer. Me encuentro solo y pierdo tu estela… ¡Tengo miedo!



- Busca dentro de ti y sabrás que hacer. Allí está la respuesta.



- Sin ti no soy nada… pero apenas ya te huelo.



- Sin mí eres mucho… Y no estás solo. Mi olor se ha confundido con el salitre del mar; por eso ya no puedes olerme.



- … te vas…


- Estoy triste porque estás lejos. En el andén, oigo la última llamada para tomar el tren. No estás sentado en el banco de la estación.



- Me levanté para buscarte, porque te ibas… y me perdí entre la niebla.



- Sale el tren. Nunca te vi.


- Lloro porque te vas.



- Tal vez algún día tome de nuevo este tren y regrese, aunque no tengo la certeza que se detenga de nuevo aquí. ¿Por qué me dejaste ir? ¿Por qué dejaste que me perdiera en esa inventada distancia, en la neblina del mar, en los amaneceres, en las tazas de té compartidas, entre calles solitarias?



- Nunca dejé de adorarte. JAMÁS… pero sentí que no deseabas volver a escuchar poemas de mi boca.



- Siempre anhelé escucharte, tocarte, olerte, besarte, amarte… Ese ha sido mi mayor anhelo.



- No lo sentí así… pensé que me encontraste marchito, como aquella flor que sembramos y hoy muere…



- No, no fue así. Siempre fuiste una brillante luz para mí, capaz de iluminar cada rincón de mi día a día.



- Entonces, ¿por qué no te sentía?



- No lo sé. Tal vez te olvidaste de mí, dejaste que me robaran de tu lado.



- Sería un descuido.



- Te quiero tanto que no podría olvidarme de ti.



Gupo había nacido gordito, miope y con un agujero en su oreja izquierda. Siempre creyó que nadie le querría. Hoy, en su adolescencia, soñaba y soñaba con ese amor imaginado de una vieja fotografía.




2 comentarios amigos:

Clara 12 de diciembre de 2010, 22:20  

Qué diálogo tan tierno! me gustó mucho leerte,

te dejo un saludo,

Clara

TORO SALVAJE 13 de diciembre de 2010, 18:23  

Gupo me ha parecido encantador.

Saludos.

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