El último aliento

>> miércoles, 27 de enero de 2021

 

La muerte de Marat , Jacques-Louis David

Nada cambia, realmente. Todo continua igual a pesar de que el tiempo siga corriendo en contra  de uno y veamos la negra meta ya muy cerca. Nada cambia, y lo sabes. Y nada cambiará cuando tú ya no estés y los billetes de diferentes colores sigan moviéndose de mano en mano, sin saberse que tus huellas quedaron marcadas en alguno de ellos para siempre. Porque tú también fuiste mercader que cambiaba placeres por dinero y que más tarde gastabas ese dinero por placeres. En eso consiste la vida -me comentabas entonces. Y sólo cuando el deseo consiguió abrir mi caja fuerte fue cuando entendí tus palabras.



Desde entonces nos hicimos inseparables, aunque tú siempre fuiste jefe o acaso hermano mayor, el que me instruía y me aconsejaba e incluso me defendiste en aquella noche cuando el humo del local me cegó los ojos. Yo no bebía, sólo observaba. Pero alguien interpretó mi mirada erróneamente. Nunca hablamos de aquello, aunque estoy casi seguro que no terminaste de creerme y me reprochabas tener dos ojos en lugar de ser ciego.



Nada cambia ni cambiará para el resto. Sólo yo extrañaré tu sombra que me acompañó a cada paso y los roces de manos cuando en el cuarto que compartimos contábamos las ganancias. El resto, los cuerpos que dejaste en la orilla y los que aún vivos continuaron, jamás volverán a pensar en ti. Porque tú eras para ti mismo, pero nada para el resto.



Sentado al borde de tu cama escucho como tu respiración es intensa a la par que lenta. Más lenta según gira el segundero sus ciento ochenta grados. Algún suspiro escapa por tu boca y yo acerco mi oído mientras miro moverse tus labios, por si acaso me das las últimas instrucciones o quizás me confiesas lo que siempre callaste. Pero tengo miedo que llegue tu último aliento y no llegues a pronunciar mi nombre. Tengo miedo a que te vayas y que me dejes solo. Tengo pavor a no saber cómo malgastar lo que escondes y como hacer que mi deseo regrese si acaso con el llanto lo pierdo. Tengo miedo y es por ello que te dejo solo. No quiero estar presente cuando todo termine. Al menos me iré con mi propia certeza de tu inmortalidad.

 


©Hisae

1 comentarios amigos:

TORO SALVAJE 28 de enero de 2021, 8:19  

Esa agonía es insoportable para personas sensibles.
Entiendo que se vaya.

Saludos.

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