Carta a mi madre
>> sábado, 13 de septiembre de 2025
Querida madre,
Todavía me cuesta creer que ya no estés aquí. El 3 de agosto
cambió mi vida para siempre. Ese día se llevó tu presencia física, pero no tu
voz, tus gestos ni tu amor, que siguen resonando en mi memoria y en mi corazón.
Desde que te
fuiste, vivo con una mezcla de tristeza y gratitud. Tristeza porque te extraño
en cada detalle cotidiano: en las palabras que me decías, en los consejos, en
tu manera de estar pendiente de todos. Te alegrabas tanto cuando mis hermanos y
yo compartíamos momentos juntos. Siento
gratitud porque tuve la fortuna de ser tu hijo, de aprender de ti y de recibir
tu cariño incondicional.
Pienso mucho
en los últimos momentos. A veces me reprocho no haber estado más a tu lado, o
haber deseado que el final llegara pronto para que no sufrieras. Pero en el
fondo, sé que lo hice porque te quería, porque no soportaba verte con dolor.
Ojalá pudieras decirme que está bien, que me perdonas por esas dudas y culpas
que todavía cargo.
Siempre te
decía que si no estabas, yo no sabría qué hacer. Y aquí estoy, intentando
seguir, a veces sin entender cómo lo logro. Descubro que lo que me sostiene son
las huellas que dejaste en mí: tu fuerza, tu ternura, la forma en que eras.
Hoy quiero
darte las gracias. Gracias por haber sido mi madre, por tu entrega, por tu
ejemplo, por todo. Aunque ya no pueda abrazarte, sigo sintiendo tu compañía en
lo profundo.
Te extraño y
te quiero, madre. Y aunque sé que la vida sigue, una parte de mí siempre
seguirá buscándote y encontrándote en los recuerdos y en el amor que me diste.
1 comentarios amigos:
Te leo y me veo hace años...
Escribiendo una carta a mi madre, escribiendo y llorando... una carta larguísima.
La imprimí, la metí en un sobre y me fui al tanatorio.
Todavía no habían abierto para los familiares de los difuntos... me era igual, por como debieron verme decidieron que era mejor dejarme pasar. Entré donde estaban los féretros antes de distribuirlos en cada sala, fui a donde estaba mi madre, me abrieron el féretro y le puse el sobre entre sus manos.
Cerraron el féretro y yo volví a casa.
Horas después familiares, amigos, vecinos... mi madre con el sobre entre sus manos... mucha gente preguntó, no respondí, eso quedaba entre mi madre y yo.
Todo mi ánimo para ti.
Aunque ahora te parezca imposible esa herida cicatrizará.
Publicar un comentario