Pandemia
>> domingo, 20 de septiembre de 2020
El Hijo del Hombre, René Magritte |
La pandemia había durado demasiado, duró tanto que sólo recordaban el inicio de ésta escuchando los noticieros en cada conmemoración de la efeméride.
Aquella mañana iba a ser diferente. Al levantarse, todos los ciudadanos escucharon lo mismo: “el virus había sido derrotado”. No más distancia de seguridad. No más mascarillas. La vida volvería a la auténtica normalidad.
Pero para Daniel no fue un día de celebraciones. Al quitarse por fin la mascarilla de la cara y mirarse al espejo se dio cuenta realmente de cuánto había durado esta pandemia. Su rostro se había borrado totalmente. Ya no tenía cara, tan solo unos ojos que miraban atónitos. La sonrisa que le caracterizaba no estaba e incluso su color moreno estaba blanquecino.
No obstante, aquel día como todos, tenía que salir de casa para ir a trabajar. Y cuál fue su sorpresa al ver que todos aquellos que caminaban por la calle tampoco tenían rostro. Todos se miraban unos a otros. Nadie decía nada. La expresión de sus ojos –que no pudo ser borrada- lo decía todo.
En el noticiero de la noche lo aclararon. El verdadero virus había sido la mascarilla. Con el tiempo, ésta había conseguido comerse la cara de las personas. Ahora, se necesitarían más de dos años para conseguir la vacuna.
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