Caja de madera

>> martes, 26 de enero de 2010


Recuerdos empolvados en una caja de madera

guardada en ese baúl olvidado del fondo de mi memoria.



Temí ya no tener vida

o que se me desprendieran el corazón y el alma,

unidos.



No había nada y

ni siquiera alcanzaba a ver las huellas

que me indicaban el camino para encontrarte.



Saqué la botella

y en su transparencia pegué mis lágrimas.



Encendí una vela para jugar con sus sombras

y me retiré,

lentamente,

como el telón que cae sobre el escenario si termina la función.



Lentamente.





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La hora previa a la noche

>> domingo, 24 de enero de 2010

Es en la hora previa al cierre definitivo de mis párpados, cuando repaso en que consistió mi vida. Miro a quien amé y a quien creí amar,

y desgasto los instantes extras que me han sido otorgados.

No sirven de nada las lágrimas cuando está tan cerca el mar. Si acaso quise un día tener la luna entre mis dedos, ésta no era más que el gran reflejo sobre las aguas. El resto acaso fueron unas sensaciones extrañas provocadas por los sueños.

Y ahora,

creo dormir tranquilo y con la conciencia reposada.

Te dejo una flor muerta en el quicio de la ventana, para que colocada en un vaso transparente con gotas de tu saliva, le des vida.

Si mañana me encuentras por la calle, no me saludes. Tan sólo, tómame de la mano y llévame donde perdimos juntos los sueños.

Y mientras, deja que la flor crezca.





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Quiero escribirte el verso más bonito del mundo

>> jueves, 21 de enero de 2010

Sin palabras, sin gestos ni miradas, sin sombras que oculten los instantes que pronto terminan,

sumidos en el más harto silencio,

contemplamos un horizonte inventado por nosotros para nosotros.

Llegaste para no quedarte y enseguida mi armario quedó repleto de tus cosas. Con las puertas cerradas y miles de propósitos guardados dentro,

estoy dispuesto a escribirte el verso más bonito del mundo,

aunque para ello me cueste dormir entre hojas de papel mojado en tinta, acaso en lágrimas o finalmente en sangre.

Y hoy,

que te tengo porque llegaste para no quedarte y te quedaste,

rompo papeles y me bebo el sudor mientras contemplo,

ojos sabios,

para tenerte,

y me digo: ¿por qué las tardes contigo se acaban? ¿Por qué no pintarlas del azul más azul para que jamás mueran?

Absurdo el momento más largo,

las hojas que se vuelan por el viento si acaso no escribo

porque queda la mirada perdida en el horizonte cuando aún te escucho,

y ni un roce,

tan sólo quiero escribirte el verso más bonito del mundo.

Y si tengo una idea muerta en un trozo de papel

la pintas de color,

le das cuerda y preguntas, si acaso necesité alguna vez ojos para ver lo que más me ha gustado,

y descubro que, en lo más oscuro de mis ojos cerrados

se mueve la vida, y la luz, y las palabras hablan.

No necesito cincelar unos pensamientos siempre hermosos.

Déjame hoy

que vivo en tonos claros,

escribirte el verso más bonito del mundo.





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Pobre poeta preso

>> martes, 19 de enero de 2010


Pobre poeta preso,

en su propia cárcel de musas incoherentes e animadversión.

Rastrea caminos que acaricia,

como el hacha acariciaría los troncos del abeto.

¿Lloraría lágrimas de resina el poeta

ante tal soledad y silencio obstinado?

Extremismo sagaz aquella tristeza del espectador,

teatro de una vida,

que agoniza entre risas

y gana en cada una de las lágrimas capaz de engendrar.

¡Ay poeta preso

de cárceles de palabras vanas de significado!

Gozas de carácter antitético,

y tu poemario me recela besos y caricias

en noches a punto de ser inventadas.




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Debate

>> sábado, 16 de enero de 2010


El debate suscita pasiones.

La vida sin pasión no es vida y la vida sin vida es muerte.

Me encuentras reservado en mis pasiones

otrora viste en mí una felicidad muy efímera.

Yo vivo con instantes de bonanza cada día,

no me robes una sonrisa, una mirada, unas palabras.

Diáfana muselina enredada

en una urna de cristal opaco,

mientras el cielo se empeña en estar límpido, azul y alto,

que mirarlo,

los vértigos me aterran.

Queman tus mares verdes,

olas impropias de otro mar,

nostalgia inútil que transporta desencuentros en maletas de cuero,

cruzando los dedos para que el sabor sea de miel y tomillo.

Buscas palabras,

mis palabras,

tiendo las frases que en mí tanteas para no perderte,

ato con fuerza las letras a tus ojos para retenerte.

Aquí tienes el alimento buscado

sin necesidad de multiplicar panes, peces u otras viandas.





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Temporal

>> sábado, 9 de enero de 2010


Amar es inocencia,

la inocencia es no pensar, es aceptar, es respirar.

Huyo de los temporales

que arrastraron mi amor por ti

después de drogar al corazón.

¿Dónde naufragó pues ese amor?

¿Dónde blasfema la deriva?

No forcemos a la naturaleza

si ni siquiera ésta es capaz de parar al viento que puede con la ola.

La naturaleza creó una batalla

en tu interior,

la que tú libras,

y transiges

e hieres…

Siempre fui guerrero,

pero mi batalla ya está ganada.

Tuve más valor del que pensaron unos,

pero accedí y caí,

forcé a la nada y perdí.

Aquellos que de mí mal pensaron

hoy aún me llaman amigo,

nunca confié en ellos,

ortigas.

No quiero que ya me retrates,

no te quiero material.

Tan sólo tu aliento,

tu beso más cercano.

No tendrás nada rompible de mi parte.

Aprende a no soltarte de mi maroma,

la lancé antes del temporal.

No pudo con ella la ola.




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Miradas

>> martes, 5 de enero de 2010


Descubro al fin tu mirada. Mirada de soslayo.

Me causa perplejidad; ella que sólo esconde secretos públicos. Lástima que yo siempre confié en las personas.

Hoy tu mirada encubre aguas del arroyo de la vida, reguero de deseo. Es una mirada azul, como azul nació el cielo y azul también morirá el mar.

Mencionó una vez un sabio, que no se sueña con la cabeza, sino con el corazón. Sólo un soñador pensaría que la tierra es la única verdad conocida y que el resto son quimeras. ¡Falsos y estúpidos ignorantes!

Nadie me enseñó nunca a soñar. Los sueños vinieron a mí sin yo pedirlo. Desde entonces no duermo esperando al amanecer. Mas no forzaré mi destino; floreceré cuando haya que florecer.

Sólo llega el amanecer tras haber vivido la noche y azul oculto. Beberse la sombra de la luna ayuda a morir en cada pesadilla. La noche engulle el azul del cielo y lo vomita en cada mañana. Aunque soy consciente que nada florecerá en mí si no atraigo a la lluvia, y la única lluvia que conozco son mis lágrimas, igual de saladas éstas que el agua del mar.

Mis lágrimas esconden unos ojos ciegos. Ciegos, por las cortinas de lágrimas que brotan. Este sollozo no es suficiente para que la sangre mane en mí.



Hace tiempo, que en la pared colgué tus cuadros surrealistas, pero la pintura aún fresca tatuó mi cuerpo estéril. Hace tiempo, que tus cuadros me parecen todos negros. Para ti, el resto de colores son prestados, colores mezclados. Sigue así pintor amigo: el negro es el color de la piel de mi hermano. Debe ser por eso, que tu obra siempre me recordó a la noche. Por eso, ya no duermo y tengo miedo a que me atrapen tus sueños.

Necesitaría que tus sueños me arropasen si hace frío. Necesitaría no volver a tener recelo, aunque para ello, mis ojos nunca más se tuvieran que cerrar al nacer la luna.



.- Por favor, ¡enséñame a soñar!

.- Mejor, sueña a enseñar.



En este tiempo, nunca viví el amor sin frío. El silencio lo terminé rompiendo con el ruido de mis latidos. El silencio nunca fue la máxima expresión de la sabiduría. El silencio tan sólo fue mentira, verdad sin fundamento. ¡Cállame estúpido con tus besos! Dame tus besos pero no me ofrezcas cobijo. No pongas en mis oídos palabras para que me duelan. ¡Déjame dormir!



Con la colaboración de Ángel Noya.




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Libertad

>> domingo, 3 de enero de 2010


Me regalaste un atolón en el Atlántico formado de relojes y deseos. Juntos, le pusimos de nombre Libertad.


Excavé en su tierra, y enterré una urna con mi minúsculo corazón dentro. Sabías que cuando tuvieras las manos limpias de pecado, lo podrías sacar, acariciar y besar. Las mías estaban sucias; son manos que tocaron pecados, que palparon corazones negros, corazones que arranqué y devoré.

Ahondemos en despertares, allí bajo nuestros cielos rotos. Dos hombres, un sueño, en tan solo cinco horas. Una meta, una sombra, un triunfo.

Te invito a vivir y respirar bajo ese cielo roto. Dos mundos diferentes. No era fácil, pero se podría lograr.

Libertad no era nombre de tango, y nuestro cielo roto escondía demasiadas verdades. Nuestra Libertad es un atolón configurado de relojes y letras, donde formábamos una sola sombra. En nuestro atolón siempre encontramos palabras que se entrelazan. Con ellas coseremos una red con la que pescar los sueños.

Hoy, en mi atolón te pido que me regales una flor y tires la sangre al mar. Tú te empeñas que la llevo colgando desde hace tiempo en la solapa, en que hace tiempo que no tengo tiempo de mirarme. Y es que no te das cuenta, que ese tiempo es el que he empleado en mirarte a ti. Mi mirada te inquieta, te perturba. Mi mirada es una incógnita.



¿Sabes? Hace tiempo que perdí las ganas de oler. No poseo pócimas mágicas, tan sólo caricias para sanarme.

Hoy sé, que cada ola eres tú, que viene y va. Y tú sabes que espero tu caricia, pues estoy demasiado cerca de la orilla. Prometo dejarme mecer si prometes que tus brazos no me soltarán al desastre. Posees fuertes brazos que serán maromas y yo, asido a ellos, flotaré.

Aguantaré por ti las embestidas del viento, en mi mar salado, como saladas son mis lágrimas.

Dime, ¿cuántas lágrimas guardas?



En colaboración con Ángel Noya.


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