No me importa

>> domingo, 23 de febrero de 2014


Ya apenas encuentro migajas de aquella obsoleta melancolía
que teñía de grisáceos las madrugadas del domingo.
No sé que es de ella,
ni dónde fue ni dónde se metió
a pesar de toda su constancia;
tampoco la busco
ahora que al fin mis dos piernas caminan solas
por otros lugares más concurridos
y encuentro clamores y aplausos
en la pasarela de mi vida
por todo aquello que tanto trabajo me supuso.
No llego a ser dios ni pretendo,
tampoco seré recordado tras mi muerte,
pero no me importa.
Una vez muerto estaré acabado.
No me obsesiona.
Lo importante es el ahora que tanto busqué
en el ayer
para que me llegara hoy sin pensar en el mañana.


©Hisae 2014



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No existes

>> domingo, 16 de febrero de 2014


Busqué en lo insondable de mis recuerdos
algo que indicara
que un día llegaste a existir.
No obstante,
esos recuerdos agolpados y empolvados
hacen indicar que los sueños nunca son reales y
que las realidades se crean
con los abrazos que sepas dar
a y en el lugar adecuado.
No más sueños. No existes.
A partir de ahí
no hay más poesía
sino trovadores de emociones
que intentan acercarme toda aquella riqueza
que no fui capaz de acumular a lo largo de mi vida
y que hoy
me dispongo a luchar por ella.
Desempolvo pues mi corazón,
salgo a la calle,
y piso fuerte,
tanto,
como mi edad me permite.
Después de todo eso
ya no hay nada.
La vida malgastada, si acaso.

©Hisae 2014



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Mala vida, mujer

>> domingo, 9 de febrero de 2014

Los lados quedan separados en las esquinas pintadas de blanco,
unos chicos se acercan y miran de reojo
pero tú ya no estás para nadie;
te lloras las lágrimas hacia dentro y
mientras,
dejas que el día pase tal y como llegó.
Los cafés subieron del euro
y dejaste de tomarlo,
la lluvia ya no mojaba como antes
y cuando pasaba una ambulancia
mirabas y
te imaginabas dentro llena de sangre.

Mala vida, mujer,
tanta mala vida te dieron
que hasta las primaveras las enlutas con velos negros.

Cuentas las baldosas de la acera
como jugando al descanse,
comes pipas saladas y si miras a alguien nunca sonríes.
Duermes bajo algo que no es un techo,
pues tu techo te lo robaron
cuando te robaron la vergüenza.

Mala vida, mujer,
tanta mala vida te dieron
aquello que por amor te engañaban.

Los cigarros gastados que te fumas son prestados,
la ropa jamás la llevas sucia y
los versos no los recitas ya
¿para qué?
Le escribiste poemas un día
aunque él no los leía.
Detrás de la primera bofetada
se rompió la rima y la botella,
con la segunda
escribiste saetas.
Hoy tus escritos no son más que desahogos en las paredes
esperando que nadie los lea,
que no te hablen
para tú no ponerte a llorar.



©Hisae 2014



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Poemas recién fornicados

>> domingo, 2 de febrero de 2014

                                        Foto: Antía Moure

Y llamas poesía
a todos los excesos de noches entre semana,
a las camas sin apellidos que encuentras por casualidad,
a sábanas bordadas pero desconocidas,
a rimas empapadas en alcohol.
Y descubres
que hay un mundo distinto fuera de tu mundo
entre páginas numeradas sin autor,
donde las letras te hablan entre risas y orgasmos
y las sombras no son tales
si se acompañan de abrazos hasta ahora nunca dados.
Es a la mañana siguiente
cuando inventas corazones rotos, puntadas con hilos de oro,
y te llaman poeta de la desidia y de rancia soledad.
Te inventas epitafios por si un día la muerte decide visitarte.
Tu nombre resuena entre los grandes
mientras ríes en tu tumba
esos poemas bienvividos, borracho de noche,
empapados en sexo
y rimados de placer.
Orgásmico poeta,
trasnochador y putero,
que engatusas con tus versos.
Predicador de poemas tan bellos
que todos desean dormir en tu cama.


©Hisae 2014



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