Postales

>> sábado, 16 de marzo de 2024

 

Una representación del bloqueo del escritor, Leonid Pasternak


Nunca es tarde para enviar una postal. Siempre es un buen momento. Lo debería de recetar el médico.

Lo importante es que tu buzón no esté en la calle para que cuando la recibas, si llueve, no se borren las letras y escurran como lágrimas.


©Mario M. Relaño2024



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El príncipe

>> viernes, 1 de marzo de 2024

El príncipe don Carlos de Viana, José Moreno Carbonero


Realmente no quiero un reino. Yo sólo quiero un príncipe. Cualquiera de mis peones podría ser mi príncipe, aunque no llevasen corona. No quiero territorio, ni poder, ni pueblo.  En mi sueño sólo los príncipes acuden a mí, y cuando me canso de ellos busco mi tranquilo rincón del pequeño palacio para refugiarme con mi amiga soledad.  ¿Para qué querría pues, un reino? No, las envidias son malas y vendrían de otros reinos para intentar atacar y ocupar el mío. Y yo con mi príncipe ya tendría bastante.



No quiero más bárbaros en mi cama... Y cuando despierte volveré a comenzar de nuevo.

 


©
Hisae 2024

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Un día de viento

>> martes, 27 de febrero de 2024

 

La ráfaga de viento, Jean-Baptiste-Camille Corot


El día está muy nublado. Parece invierno. Es de estos días que te apetece estar en la cama dormitando y leyendo. Por momentos, follando. El día está triste, silencioso... Parece que sólo estoy yo. Y tú al otro lado, claro, leyéndome e ignorándome.
El día levantará, como siempre. No hay nube que sea perpetua. Pero mientras lo observo callado porque me encanta vivir en un nuevo día.



Intuyo, por intuir algo, que vives en una bella casona de campo. Con fisuras, sí. No casa de campo sin fisuras, porque el aire entra a su antojo en las casas de campo con fisuras. Necesitarás calcetines en los pies porque se te quedan fríos. Pero, al fin y al cabo, será casona. Incluso tendrás jardín, o huerto, o ambas cosas.

Después de este prolongado verano, sí me gustan los días de invierno, ponerme una chaqueta o no querer salir de la cama hasta tarde –sigo con mis reflexiones matinales mientras te cuento y enciendo un cigarro.
Mis domingos siempre fueron tempraneros. Soy más de sexo en siesta, si acaso lo hubiera.



Mientras escribo esto, el viento me agota. Es una de las peores cosas de los elementos meteorológicos... Mira en cambio la lluvia que guapa y deseada es. Pero odio el viento. Incluso su sonido me molesta, con su no callar constante. No hay fisuras en mi casa pero aún así lo oigo bufar como si me quisiera demostrar que es más fuerte que yo, que lo es. Yo sólo tengo una casa, nací pobre y moriré pobre. Pero al menos tengo casa. No quiero mucho más. No comeré lentejas a diario pero sí garbanzos. No follaré. No follo nunca. Me dedicaré a escribir poesía mientras escucho al viento.



Prestar la vida es un acto generoso que ni en las lecturas de vidas de Santos viene escrito. Héroe para alguno serás, seguro. Pero yo no estoy dispuesto. Mi vida es mía y no la presto.

 



Ya está bien por hoy. Se me ha consumido el cigarro en el cenicero y no lo he fumado. Sólo he conseguido que el humo me nuble la vista.

 



©Mario M. Relaño 2024

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