Por un puñado de billetes

>> domingo, 30 de marzo de 2008


Olvidé decirte
que llevabas el bolsillo abierto.
Suerte la mía cuando encontré la cartera,
que rica me supo la cena que pagué con tu dinero,
que guapos salíais en las fotos del interior.
Me extrañó que me retirases la palabra
el día que puse en el buzón tus documentos,
me acusas de gastar tu dinero, hermano,
un dinero que no decía tu nombre,
y al que jamás viste en mis manos.
Que mal amigo eres
hoy que te llamo y me cuelgas;
que rencor te queda dentro,
colega,
por unos pocos billetes que ignoras
si encontré, gasté o lo di en obras de caridad.
Por cierto,
olvidé decirte que llevabas el bolsillo abierto.

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Las palomas

>> martes, 25 de marzo de 2008


Aprovechando el sol que lucía aún a esas horas de la tarde en el cielo que hay justo encima de mi terraza, salí fuera y me recosté en la hamaca con “La carretera” de Cormac McCarthy. El libro me tenía atrapado desde que empecé con la primera de sus páginas.
El sol en los ojos me provocaba un guiño incómodo, pero la gandulería hacía que no pasara dentro a ponerme las gafas de sol. Y creo que ya desde ese momento me estaba entrando ese agradable sopor que hace que dormites una pequeña siesta al aire libre.

No sé que ruido fue el que produjo que levantara la cabeza del libro y contemplase como una paloma se posaba en la farola del otro lado de la calle y me mirara. Inmediatamente después, su hermana, prima o pariente cercano se posó en la pérgola de la casa de mi vecino. Ambas me miraban. Yo las miraba a ellas. Todos nos mirábamos. Y ellas querían jugar, pues de una en una, levantaban el vuelo y cambiaban de posición, siempre en lugares altos de alrededor de mi terraza.
Una de ellas, sobrevoló mi cabeza y defecó, cayendo sus excrementos en la pared y no encima de mí, afortunadamente.
Al cabo de un rato, ya eran tres las palomas. Y después, cuatro y luego cinco. Y todas me miraban. Quizás les parecía un tipo estúpido con el torso desnudo bajo el sol de febrero.
No recuerdo en que momento empezó a preocuparme el gran número de palomas que se acumulaban en los aledaños de mi casa. Y fue justo después de ese momento que no recordaba cuando no pude dejar de pensar en “Los pájaros” de Hitchcock y la escena de estos rodeando la escuela.

El silencio envolvía todo a mi alrededor y ni siquiera a Micky le dio por ladrar aquella tarde. Dudé entre si moverme y largarme o bien dejar de pensar en estúpidos peligros, como decía mi hermano que siempre hacía. No hizo falta. Fue en ese instante cuando una de las palomas decidió levantar el vuelo y dirigirse hacia mí, esta vez sin intención de defecar. La vi justo enfrente de mi cara. Nos miramos a los ojos y supe que corría peligro. Ella graznó, si es que acaso las palomas graznan. Y las estúpidas de sus parientes levantaron juntas el vuelo en dirección a mi terraza.

McCarthy y su “carretera” saltaron por los aires cuando pegué un bote en la hamaca. El susto me despertó de esa siesta placentera.
No encontré una sola paloma ni en la pérgola, ni en la farola de enfrente. Eso sí, el coñazo de Micky seguía ladrando como cada tarde a esas horas y la mierda de la paloma estaba seca en la pared.

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El chico de la silla

>> domingo, 23 de marzo de 2008


No añoras la danza en sueños rotos
ni en piernas esculpidas y veloces,
escribes cartas en tu alcoba mientras suspiras,
por amores ya muertos,
por nuevos que lleguen aún, confías.

Rehén en silla de ruedas,
cabalgas,
tiempos mejores hubo de saetas heroicas,
versado en besos y abrazos
hoy no tienes quien te ame,
gritos asesinados en la almohada ahogas.

Emotivos labios que me sonríen si te miro,
palabras embutidas en eróticos relatos,
custodias el corazón para tiempos mejores
y cantas,
sólo son canciones -dices,
no son poemas,
y les pones siempre el acento,
por si llega la meiga enfadada.

Amigo mío de piernas encarceladas
en un cuerpo que no sabe manejarlas,
dame la mano y camina
en el placer austero de las emociones,
donde la velocidad nunca importa,
tan sólo la intensidad,
de tu mano, nuestra compañía.

A Ponce Hidalgo

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Ese gran teatro que es la vida

>> miércoles, 19 de marzo de 2008


Estoy harto de los que pensáis
que vengo aquí a robaros los aplausos.
Mis éxitos son míos,
yo me los trabajo,
no enceléis por mis laureles.
Estoy harto de que caiga el telón
tan pronto empieza el primer acto,
cuando ni la música dio sus primeros acordes.
¿No veis que no soy actor mediocre,
y que mi obra siempre estuvo en lo más alto?
Escuchad el llanto que hoy os lloro,
pobres ignorantes,
son mis lágrimas derramadas una realidad.
Si un día usurpé amores,
lo hice por que eran míos
y antes me fueron quitados.
Yo los maté,
sí,
harto de infidelidades,
de aplausos extintos,
de teatros vacíos.
Hoy soy el gran actor
y esta es mi gran representación.
Estoy vivo
en esta gran comedia de la vida.

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Mientras caminas indiferente por mi vida

>> domingo, 16 de marzo de 2008

A través de los cristales de mi ventana
observo,
hechizado en la debilidad de mi locura,
paseas,
alrededor de las ruinas de mi ansia.
No me miras.
Te miro.
Ni siquiera sabes que existo
mientras se muere mi inestable corazón,
ofensa de este pobre evento.

Y vuelves a pasar,
y grito aún más fuerte mi silencio
para intentar alcanzar tu mirada,
que creí un día contemplar junto a la mía.

Me había emborrachado con tu rostro,
esos ojos empalagosos que jamás me miraron,
caminabas con pasmosa apatía
mientras arrullabas a la tarde que moría.

En el socavón de mi vida,
temo asir la desdicha de la ignorancia
y que las noches sean ahora más negras.
En el arsenal de mi ambición estás,
y te miro,
cada día,
mientras, te soy indiferente.

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Preparando la huída

>> miércoles, 12 de marzo de 2008

Hoy preparé las maletas para la huida,
no metí nada dentro,
no sabía donde iba.

Tomé el primer tren con destino al no retorno,
pero me pillaron por intentar colarme.

Me quedé sentado en el andén llorando,
sin que ninguna de las lágrimas
lograra mojar mis pies.

Distraído miraba a la gente pasar,
aunque realmente no veía,
pues ni había tren, ni andén ni gente.

No supe donde estaba ni quería,
huía de un no sé qué
hacia un futuro incierto
con una maleta vacía.
Mas lo único evidente
es que necesitaba algo que no tenía,
unas palabras que no oía,
esa señal que me guiara
en tan larga travesía que es la vida.

Estaba solo y perdido,
harto de no tener y huir,
evadirme y no encontrar,
de intentar desaparecer y no poder.

Regresé en el mismo tren,
me resigné, olvidé.
Tan sólo fue un mal día.

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Cuando no queda nada por llorar

>> sábado, 8 de marzo de 2008


Es el aplauso que recibe
en la vida que va perdiendo con cada inhalación,
quedará atrás el maleficio de la unión,
ese antro del escabroso matrimonio.
Suplente creyó de alguien que nunca supo,
amilanarse fue su rutina,
no hubo treta, ni descanso,
el grito fue su pan,
el dolor convertido en el color del cielo.

Iletrado el creador de la vida juntos
que condenó su cuerpo al castigo
y convirtió su celda en la más fría;
sólo cuatro soles honraron su vivir,
un vivir asediado por el miedo,
designio del patente castigo.
Hoy tiembla su labio al narrar
los años de una vida gastada,
lágrimas que ya no llora al estar todo llorado,
y sonreír
lo olvidó en la tormenta,
el primer grito.

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La carta

>> domingo, 2 de marzo de 2008



(La carta – Pedro Bueno Villarejo)


Mi querido día.

Y van marcando las agujas de mi reloj los segundos, después los minutos, .... y se va pasando el tiempo. Y lo que antes era un buenos días se convierte de súbito en un buenas noches. Y no encuentro la manera de detener este tiempo que me angustia.
Y los días van amaneciendo, unos azules otros grises, pero siempre amaneciendo. Y siempre un día diferente, nunca el mismo.
Hay días de cielos azules que son muy grises, y no encuentro sonrisas, ni miradas.
Y hay días grises que son multicolores, donde una sola palabra se convierte en sangre y bombea mi corazón.
Y es esto mi vida, mi querido día. Con alguna sonrisa y también con alguna lágrima.
Pero siempre deseando que siga corriendo y me traiga palomas mensajeras con buenas nuevas.
Que me traiga también tu recuerdo.

Te envío besos, en sobre cerrado y con sello.
Te envío muchos, he pagado sobrepeso.

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