Ceguera

>> jueves, 31 de enero de 2008


Contigo llegué a descubrir,
como las palabras matan.
Esas palabras eran demasiado peligrosas,
y más en un hombre confiado
que las amaba por encima de todo.

Momento de solaz
aún hoy con tu encuentro,
cegado por la mentira convertida en realidad,
mi mentira,
aunque para mí, en la lejanía,
siga el suave rasgueo de una guitarra.

Tengo el corazón desde entonces mutilado;
aún hoy, me perturbas.

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Mi memoria

>> martes, 29 de enero de 2008


Mi memoria ha tomado forma de castigo
al querer decirte y no poder,
desde el otro lado de la nada imploro
saber cuando hablar y cuando callar.
Que bueno fue tenerte nuevamente,
apenas minutos,
segundos
pero tenerte,
después de agotarme por la tensión de la espera.
Y ahora,
¿qué es lo que deseas de mí?
¿acaso mis versos más tristes?
Nuevamente construyes el silencio,
arquitectura de desdicha y ansiedad.

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Siento esos pasos tras de mí

>> domingo, 27 de enero de 2008


Siento esos pasos tras de mí,
(que sé que son tuyos),
cuando tu sombra choca con mi sombra,
en esta noche clara, fría
y revuelta en silencio.

Siento los pasos que deseo me alcancen
y dejar así de ser
el desventurado hombrecillo
que deambula en la oscuridad de la noche
esperando que le rescate la mañana.

Siento tus pasos como ecos que retumban,
como melodía suave
que procede de algún invisible recodo de la nada,
y giro la cabeza para mirarte,
y no estás,
como siempre, como nunca,
aunque sienta tus pasos tras de mí,
y caigo
como siempre, como nunca,
derrumbado en un verdadero acceso de llanto.

Siento tus pasos tras de mí
cuando al fin decides venir a buscarme.
Creo amarte
pero tal vez sólo deseo saber cuanto cambiaste.

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Reflexiones (el tiempo)

>> miércoles, 16 de enero de 2008


Cuando los minutos corren como segundos pero el día no tiene más de 24 horas,
cuando querías decirle todo aquello que el desvelo de tu noche trabajó hasta el alba, pero al abrir la boca ya se había marchado,
cuando sentado delante de un papel en blanco imaginas la obra de tu vida, pero al escribir la primera letra compruebas que no queda tinta,
cuando al ver como juega con las letras sabes que formará parte de tu vida, pero eres consciente que jamás recibirás un beso ni tan siquiera estrecharás su mano.

Entonces ¿qué es lo que no funciona?

¿Por qué no puedo elegir las horas que tiene mi día o la velocidad del mismo?
¿Por qué no acoplar mis palabras al tiempo para que llegue a escuchar todo aquello que está pendiente de decirse?
¿Dónde están las frases que colectas como perlas durante tu vida y que luego se derriten en tu mente?
¿Por qué el miedo o incapacidad de rimar versos juntos y compartir satisfacciones como si de un Nóbel se tratara?

Es el tiempo lo que falta a mi vida para que sea plena, para intentar conseguir lo inalcanzable, para escribir miles de sueños o para compartir los pedazos del corazón que no utilizo.

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Tarde de lluvia

>> martes, 15 de enero de 2008


Miro a través de la ventana,
de unos cristales salpicados por una lluvia que no cae,
pero que no cesa y moja la calle por donde tú pisas.
Miro a través de mis sueños
para poder ir a alcanzarte mientras caminas,
aunque estés lejos,
muy lejos,
a seguir tus pasos bajo esa pertinaz lluvia que no existe.

Miro la tarde gris que presagia tristeza,
que me aclama añoranza de aquello que fue
o acaso creí tener.
Miro tu pelo mojado y una gota que resbala en tu rostro,
pero no te moja la piel
por que no estás,
y ni siquiera llovió en esa tarde que imaginé gris.

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Apolo mató a Casandra

>> domingo, 13 de enero de 2008


Me mataste
suavemente y con dulzor,
me mataste
al besar mi boca ansiosa,
al sentir robar mi aliento,
me mataste,
al escupir veneno dentro,
me mataste.

Al despegar tus labios de mi boca
te miré,
supe ya entonces que moría,
mas no dejé de congratularme
al saber que mi final sería
consecuencia de tus labios idolatrados,
y no la guadaña
que de cualquiera me matase.

Y es ahora como sufro en el final
por el dolor y la alegría,
por la pasión que sentí
y la muerte,
por el cercano adiós
del sabor que conservo tuyo,
de la herida que me sangra
y me inunda el corazón.

Así besó Apolo a Casandra,
también fue ella envenenada,
y hoy soy yo el que muere,
con placer,
y ni soy el apuesto Apolo
ni Casandra la desgraciada.

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Y te vi

>> jueves, 10 de enero de 2008

No buscaba nada, a nadie,
y te vi.
Te vi engendrando cariños,
idilios con el mar y el cielo.
Fuiste el premio,
un jadeo de alegría en un vivir.
Te pedí un beso.
Confinado en ti quedé,
mi dádiva fue el corazón,
y todo lo que recibí de ti
fue un rosario de lamentos,
un morir,
de mi vida errando a tu lado,
surcando apolillados besos,
recelosas palabras de amor.
Extinguido el deseo quedó,
mi sino denotaba un adiós,
salvar ese pobre corazón
débil que ya estaba.
Muerte injusta del deseo,
germen de desamores,
libérame y búscame fuera,
marché,
no soportaba más emociones.

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A veces...

>> martes, 8 de enero de 2008



A veces sufro si tus ojos no me miran,
otras veces, ni recuerdo tu mirada.

A veces ansío tus palabras que no llegan,
otras veces huyo para no escucharte nada.

Y es que las dudas trastornan noches de desvelo,
por amores que no supieron del amor,
por versos que lograron consolar,
incluso besos que olvidaron el besar.

Mas a veces vuelvo a ti suplicándote
que rellenes la carencia que me mata,
otras veces me conformo con mirar
pasar la vida tras la más alta barrera.

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Noche clara en Noruega

>> lunes, 7 de enero de 2008



Mirando a través de los cristales empañados de mi pequeña cabaña de madera, las auroras boreales iluminaban el cielo de la noche escandinava.
La luz resultaba tan intensa, colorida y variada que era imposible permanecer dentro de aquel enorme edredón que forraba la cama. Por ese motivo, por esa nueva sensación para mí, permanecía levantado esa noche intentando absorber todo lo que mis ojos podían.
Calzándome las gruesas botas, cubriendo mi cabeza con aquel gorro de lana y mi cuerpo con ese enorme abrigo que impedía moverme con soltura, salí al exterior para no perderme el espectáculo.
La nieve tapizaba todo como las últimas dos semanas y los copos no querían parar de caer. El cielo me llamaba con sus colores y yo absorto, deseé volar. Quise ver allí tu rostro, entendí que tu brazo se extendía para alcanzarme mientras la luz de las auroras boreales me llevaba a ti. No sentí frío a pesar de ser noche clara e invernal en Noruega.

Cuando desperté, nuestros cuerpos estaban juntos. El tuyo desnudo y frío. Habías muerto a mi lado, en una noche cálida de verano en nuestra casita junto al mar.
Salí y lloré en la orilla con el deseo de que las olas se llevaran las lágrimas y así no dejar mi rastro.

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Mientras sufres

>> sábado, 5 de enero de 2008



Sigo el rastro de las lágrimas que vas dejando en el camino
sin lograr alcanzarte,
sabiendo que tu día es la noche más oscura,
comprendiendo que fríos pueden llegar a ser los abrazos,
aquellos que no recibiste.

Sigo la estela de las lamentaciones angustiosas
que despertaron a mi madrugada
sin tener el conjuro del consuelo;
mas entiendo que no fueron felices momentos
los que te las provocaron.

Sigo el eco de tus gritos convertidos en llantos
que inundan tus congojas
y quiero acercarte el mar del amparo,
mas mi océano se agota por la distancia
y me convierto en inútil mientras te escucho.

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Calor de tu cuerpo

>> miércoles, 2 de enero de 2008



Y me refugio cada noche
en el calor que emana tu cuerpo,
y sueño que no quiero despertar.
Son sonidos que me llegan,
son cánticos de estrellas ya fundidas,
sin luces que despierten mis fantasías
al dormir,
mas asido a tu mano quedo
sintiendo que por ti no muero,
aún más vivo,
queriendo como te quiero,
tu almohada desear compartir.
Y si pronto hubiera de amanecer
quiero que me prometas más noches,
noches de amor eterno,
lujuria en tus deseos,
mis deseos,
boca a boca,
calor que queme mi cuerpo,
gozoso dolor el sentir tu querer.



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