Tarde de lluvia
>> martes, 15 de enero de 2008
de unos cristales salpicados por una lluvia que no cae,
pero que no cesa y moja la calle por donde tú pisas.
Miro a través de mis sueños
para poder ir a alcanzarte mientras caminas,
aunque estés lejos,
muy lejos,
a seguir tus pasos bajo esa pertinaz lluvia que no existe.
Miro la tarde gris que presagia tristeza,
que me aclama añoranza de aquello que fue
o acaso creí tener.
Miro tu pelo mojado y una gota que resbala en tu rostro,
pero no te moja la piel
por que no estás,
y ni siquiera llovió en esa tarde que imaginé gris.
Copyright © Mario M. Relaño–Todos los derechos reservados
5 comentarios amigos:
Es precioso!!!
es precioso, y discúlpame, pero es precioso perder así, amar así, perder mientras amas o amar mientras pierdes; es precioso, y la lluvia que no está pero si está...quien fuera esa tarde gris imaginada, donde llueve sin llover.
besos
Si la nostalgia tuviera un poema colgado en su pared de recuerdo. Sería éste.
Es precioso...simplemente por el hecho de albergar ese sentimiento, correspondido o no, debes ser feliz porque eres capaz de amar y sentir.
Muy bonito el poema.
A veces quisiera, Mario, ser morriña, para que me sintiesen tan adentro, pese a ser, tal vez, inexistente o simplemente intangible.
¿Hace ruido un árbol que cae cuando nadie lo escucha? Si la piensas, en el fondo, sí existe, ¿no?
El gris es un color endemoniadamente persistente.
Lo borras...y mira, ahí está de nuevo.
¿Para que sirven entonces los colores del arcoiris?
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