Preparando la huída

>> miércoles, 12 de marzo de 2008

Hoy preparé las maletas para la huida,
no metí nada dentro,
no sabía donde iba.

Tomé el primer tren con destino al no retorno,
pero me pillaron por intentar colarme.

Me quedé sentado en el andén llorando,
sin que ninguna de las lágrimas
lograra mojar mis pies.

Distraído miraba a la gente pasar,
aunque realmente no veía,
pues ni había tren, ni andén ni gente.

No supe donde estaba ni quería,
huía de un no sé qué
hacia un futuro incierto
con una maleta vacía.
Mas lo único evidente
es que necesitaba algo que no tenía,
unas palabras que no oía,
esa señal que me guiara
en tan larga travesía que es la vida.

Estaba solo y perdido,
harto de no tener y huir,
evadirme y no encontrar,
de intentar desaparecer y no poder.

Regresé en el mismo tren,
me resigné, olvidé.
Tan sólo fue un mal día.

10 comentarios amigos:

Christian 13 de marzo de 2008, 3:14  

Viajar es maravilloso porque nos quita del lugar que ocupamos y nos pone en otro. Es afortunadamente liberador.
Un día de mal trago puede exigirnos que nos corramos por un rato y después volver a lo que creíamos detestar, pero en verdad no nos sienta tan mal...
Besitos

Chris

David Samayoa 13 de marzo de 2008, 14:05  

Me gusta estar al lado del camino, fumando el humo mientras todo pasa...
(Fito Paez)

Del Verso Al Labio
http://davidss79.blogspot.com/

Anna 13 de marzo de 2008, 17:44  

Yo me he sentido así hoy, entonces vengo a leerte y ya me sentí guiada.

Leerte se ha convertido en algo muy necesario para mí.

Un beso. O dos.

Unknown 13 de marzo de 2008, 18:27  

Me has erizado la piel con tus versos... Realmente increible como describes ese estado, en el que a veces me suelo sentir.

Saludos

Miguelo 14 de marzo de 2008, 13:50  

a veces vemos las cosas mas oscuras de lo q realmente son

Lou 14 de marzo de 2008, 15:36  

A veces sentimos ganas de desaparecer es cierto. Pero siempre mejor esperar que la tormenta pase, no te sientas angustiado siempre llega esa vos que necesitamos oir, tarde o temprano.
Besos.

Anónimo 15 de marzo de 2008, 15:42  

Cuantas veces he sentido el querer huir de un lugar, solo para escapar de la velocidad que tiene la ciudad. Me ha pasado querer refugiarme en otros lugares a costa de olvidar mi presente.
Quizas aprendi, con el tiempo que uno forja su propio destino y debemos hacernos cargo de eso.
Un abrazo.

Markesa Merteuil 15 de marzo de 2008, 23:12  

No hay meta, no hay camino... salvo el de regreso...

Druid 16 de marzo de 2008, 18:04  

Los malos días son eso... malos días.
La suma de malos días hace malas semanas... y luego, si no lo controlas, malas vidas.
Tenemos que empezar por saber que meter en la maleta... y frenar los malos días.
Un abrazo.

Anónimo 23 de marzo de 2008, 2:12  

No podemos escondernos de nosotros mismos...

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