Foto: Antía Moure
Y llamas poesía
a todos los excesos
de noches entre semana,
a las camas sin apellidos que encuentras por casualidad,
a sábanas bordadas pero desconocidas,
a rimas empapadas en alcohol.
Y descubres
que hay un mundo distinto fuera de tu mundo
entre páginas numeradas sin autor,
donde las letras te hablan entre risas y orgasmos
y las sombras no son tales
si se acompañan de abrazos hasta ahora nunca dados.
Es a la mañana siguiente
cuando inventas corazones rotos, puntadas con hilos de
oro,
y te llaman poeta de la desidia y de rancia soledad.
Te inventas epitafios por si un día la muerte decide visitarte.
Tu nombre resuena entre los grandes
mientras ríes en tu tumba
esos poemas bienvividos, borracho de noche,
empapados en sexo
y rimados de placer.
Orgásmico poeta,
trasnochador y putero,
que engatusas con tus versos.
Predicador de poemas tan bellos
que todos desean dormir en tu cama.
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2 comentarios amigos:
En cierto modo, todos los que nos dedicamos a este oficio no queremos tener más que un púlpito, donde los demás se acerquen a compartir nuestras emociones. Quizás es cierta esa sentencia que tan acertadamente has escrito y no sea más que un predicador de poemas, que construye versos en la noche en espera de que llegue el amanecer. Lo que no tengo muy claro todavía, es si mis poemas vienen bien fornicados de fábrica o me los fornican los demás al leerlos. En todo caso, bienvenido sea ese festín. Un fuerte abrazo.
:)
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