Ya apenas encuentro migajas de aquella obsoleta
melancolía
que teñía de grisáceos las madrugadas del domingo.
No sé que es de ella,
ni dónde fue ni dónde se metió
a pesar de toda su constancia;
tampoco la busco
ahora que al fin mis dos piernas caminan solas
por otros lugares más concurridos
y encuentro clamores y aplausos
en la pasarela de mi vida
por todo aquello que tanto trabajo me supuso.
No llego a ser dios ni pretendo,
tampoco seré recordado tras mi muerte,
pero no me importa.
Una vez muerto estaré acabado.
No me obsesiona.
Lo importante es el ahora que tanto busqué
en el ayer
para que me llegara hoy sin pensar en el mañana.
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3 comentarios amigos:
Yo me conformo si me dejas estar presente en tu día a día, aunque sea de forma efímera.
Eres de aquellos poetas que en estos años de mi silencio, no olvidé.
No sé si sirva de consuelo, pero un tiempo muy corto después de muertos, nadie se acordará de nosotros, ni de nuestras alegrías o tristezas, es todo un presente inmediato.
Un abrazo.
HD
Y que descanso...
Morir cada vez me parece más hermoso.
No es broma.
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