Mi pequeño cuento de Navidad

>> viernes, 25 de diciembre de 2020

 

 
              Anónimo novohispano. Escuela mejicana

Las luces de Navidad en mi pueblo, son cada año más y más originales. Cuando sales de casa a las siete de la mañana para dirigirte a no sé donde puñetas voy a estas horas, ves las casas disfrazadas de carnaval, con decenas y decenas de luces multicolores, tapando ventanas, puertas y demás enseres que haya en la parte exterior de los hogares de mis conciudadanos. Cada vez hay menos papa noeles colgando de las terrazas, pero estos han sido sustituidos por otros objetos que no sé muy bien definirlos.


Además, percibo una cierta competencia entre pueblos y ciudades para ver quien coloca el árbol luminoso de Navidad más gigante. Son tan altos, que incluso las cigüeñas que anidaban antaño en lo alto de los campanarios de las iglesias, lo hacen ahora en las estrellas de cinco puntas colocadas en los árboles navideños. ¡Pobres aves!


La Navidad llena de luz y color las calles. Pero esto ya no es sinónimo de alegría. Este año debe de ser que las luces sustituyen a los abrazos.


Yo, aunque el roscón de reyes no podré compartirlo, no dejaré de pensar en todos aquellos a quien quiero mientras miro las luces parpadear.


¡Feliz Navidad!

1 comentarios amigos:

TORO SALVAJE 25 de diciembre de 2020, 18:39  

Un precioso cuento navideño.

Muy bonito.

Feliz Navidad.

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