Entre hojas

>> domingo, 6 de febrero de 2011


Distraído,

removiendo las hojas que habían caído de los árboles,

encontró un corazón que parecía sangrar.

Lo tomó entre sus manos,

miró hacia los lados

y se dedicó a lavarlo con sus lágrimas.

No había suelo,

no había cielo,

no había olor.

Apoyado en el quicio de cualquier sitio

observa el corazón que sangraba

o tal vez lloraba.

Ese corazón que le había conmovido.



Decidió que no era suyo,

y lo enterró entre las hojas que seguían cayendo de los árboles.

Al fin y al cabo

no distinguía entre la transparencia de una lágrima

y el rojizo de la espesa sangre casi seca.

1 comentarios amigos:

© José A. Socorro-Noray 6 de febrero de 2011, 19:08  

En ese corazón de hojarasca,
a pesar de los pesares,
estará latiendo siempre la vida.


Un fuerte abrazo.

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