Lo nuevo que nos reclama

>> domingo, 11 de septiembre de 2011


Quedaron restos de mí en las sábanas blancas,

descuidé huellas.

Persistieron mis olores,

el beso de despedida

y la promesa de otro día juntos.


Papeles que se escriben pero que nunca se leen,

risas en ocasiones

aunque la noche traiga confidencias.

La vida en sí… Nada parece nuevo.

Sólo es nuevo para ti y para mí

que vemos amanecer entre letras y nunca entre besos húmedos,

que sólo nos quedan las cajas de los secretos

en vez de grandes manifestaciones,

y que las buenas noches

son de dudosa transparencia.


Mientras,

voy acumulando sensaciones

que me indican que todo está muy vivo.

Recojo las llaves que encuentro cada día bajo el geranio

y prometo volver.

Y pienso en la figura de una mantis religiosa,

que erguida,

leal a su posición

y demoledora del amor,

mantiene la incógnita de un mañana

que se augura eterno.

Me fijo en ella.

Quiero tocarla,

aunque temo perder la cabeza

si acaso ya no la perdí.

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