Algo grandioso
>> martes, 22 de noviembre de 2011
Lo bueno de los sueños,
es que nadie encuentra espejos en ellos,
aunque sin espejos
cada vez son más cortos estos sueños.
Y hoy, en mi breve sueño,
el alma no necesitaba cirugías,
ni anestesia para el corazón.
En mi sueño,
tocaban a mi puerta
y al salir,
el librero me entregaba un ramo de poemas
sin derechos de autor.
Esta mañana desperté
y los poemas empapelaban mi alcoba.
Me consideré el as de picas
con la medalla de oro al triunfo
y el código de la inmortalidad en la frente.
Y como tal salí a la calle
y me miraban,
y yo siempre sonriendo
recité el poema más bello del mundo.
2 comentarios amigos:
Despertamos de un sueño para entrar en otro...
Franc.
Me recuerdas a los célebres versos de Edgar Alan Poe
Todo lo que vemos y parecemos
sólo es un sueño dentro de otro sueño
Sigamos soñando.
Un abrazo.
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