La furgoneta
>> miércoles, 21 de octubre de 2020
No es fácil escribirte si obvias que te cuente,
si no extrañas las charlas -muy gratas- que tuvimos
donde me mostrarte los colores de tus cuadros,
donde te leí los colores de mis letras.
No es fácil describirte lo que siento si cierras el alma con candados
y la llave que escondiste ni tú encuentras,
y seguirás en tu solitaria vida, sin mí, sin nadie,
por negarte a probar aquello que no conoces.
Déjame al menos que te cuente aquello
que no tuvimos tiempo aquel día,
por tus prisas en marchar a tu jodida soledad
sin tratar al menos de escuchar si acaso hablaba.
No se trataba sólo de amor, no te engañes,
se trataba de algo más que te llenara el corazón,
te engañaste por temor
por si más tarde llorabas nuevamente en tu destierro.
No, no se trataba sólo de eso,
mis colores eran algo más,
trazos que dieran más luz a ambas vidas -la tuya y mía,
que te una vez por todas bajara el telón de nuestro oscuro teatro.
Da igual, nada te doy, nada me pediste.
Te mandaré las flores que plantaste cuando estas florezcan.
Me voy,
y cierra la puerta de tu furgoneta blanca
si acaso olvido yo cerrarla.
Pasaré si expones los colores de tus cuadros
y, ojalá, estén cargados de pigmentos vivos,
como vivo fue lo que por ti hoy he escrito.
©Hisae 2020
1 comentarios amigos:
Parece un poema de cierre y despedida.
Que no duela.
Saludos intemporales.
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