Cabezas, ese extremo ocupado
>> domingo, 18 de julio de 2010
Voy a secuestrar al viento, a trocearlo y enterrarlo en macetas pobladas de geranios. No respeta el silencio porque no lo conoce. Clama y hace suyo el día, mientras refugiados estudiamos la manera de concentrar nuestra vida.
No soy consciente del pensamiento del otro, del compañero, de la persona que pasea a mi lado. Tan sólo me percato de lo que daña mi cabeza.
No pienso en lo que pudo ser y/o será. Tan sólo miles y miles de efectos, contradictorios algunos, ocupan mi espacio. Y no quiero ser especial, tan sólo estar. No quiero que me miren ni me señalen. Deseo ser apenas una sombra proyectada en oblicuo hacia la nada, ser pisado sin sentir, y desaparecer cuando muera el sol.
Mientras eso ocurre, me refugiaré en las drogas que consiguen que me levante por la mañana y duerma por la noche. Y si acaso llamas y no me llega la señal, no incendies mi casa; puedo estar todavía dentro y no preparado para una partida.
3 comentarios amigos:
Si acaso, a pesar de todo, seamos esa misma sombra proyectada en oblicuo hacia la nada.
Sigue siendo un inmenso placer leerte.
Un fuerte abrazo.
A veces nuestras cabezas necesitan vacaciones, cansadas de las lluvias de pensamientos que a veces las invaden. Muy buen final!! Saludos
A veces nuestras cabezas necesitan vacaciones, cansadas de las lluvias de pensamientos que a veces las invaden. Muy buen final!! Saludos
Publicar un comentario