Voces

>> jueves, 15 de julio de 2010


Era bello. Muy bello. Excesivamente bello.

Pero no me enamoraban sus palabras, porque callaba.



Reserva tu voz para quien a ti te interese que la escuche –le dije.

Reservaré mi voz para quien se merezca oírla –contestó muy seguro. Son más los gestos que ofrezco, que la voz que callo.



Y siguió callado, mirándome, con sus cejas rubias y su cabello despeinado.





En colaboración con Kiko Sánchez


1 comentarios amigos:

© José A. Socorro-Noray 17 de julio de 2010, 1:06  

A veces el silencio guarda todas las voces y todas las palabras. Los sentimientos siguen siendo los mismos.


Un fuerte abrazo.

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