Besos de despedida
>> lunes, 5 de julio de 2010
“Hoy al fin, entre la cobardía de mis días y el silencio de las noches, te escribo.
Te escribo, porque desoyes los lamentos que otrora fueron canciones.
Y si bailas, ya no aplauden mis manos, sino los párpados de los ojos que impiden torrentes de lágrimas.
Hoy al fin, te escribo entre páginas blancas y libros acartonados. Y me atrevo a hablarte de aquel beso mal dado, que aún ahora saboreo. Porque aquel, era tu beso. Esos labios tímidos e inexpertos en bocas masculinas, al fin se acercaron a mí para llamarme, y sellar el silencio del arribo y la despedida”.
Esas eran las palabras que sentí después de la partida. Escritas, las metí por debajo de la puerta de tu portal, y sólo espero, que hayan llegado a ti antes que entrara el vecino. A partir de entonces, ya sólo mendigaré los besos cuando prostituya mi alma. El último, quedo sellado en el arcón de los días que transcurrieron entre el ayer y el ahora mismo.
6 comentarios amigos:
Magistral texto poético.
Como el beso de Doisneau, aunque callen palabras y guarden silencio, esos labios serán ya eternos y ya no habrán despedidas.
Un fuerte abrazo
En un simple beso se resume todo entonces las palabras están demás y aparece solo el lenguaje del cuerpo que lo dice todo y nos pone en evidencia...
bellas palabras siembras para que nosotros leamos......... y mientras te leo bailo con las tuyas al compás de un tango
Qué grande es abrir el corazón a la persona amada en vez de callar.
Hermoso y hondo.
Saludos desde Chile
muy lindo.. me sentí identificada con el tipo de escritura.. me parece que escribimos parecido.. mas no igual jejeje. saludos
qué bonito, que beso más poderoso.
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