La tormenta

>> domingo, 7 de noviembre de 2010


¿Miedo dices? A esto no has de tenerle miedo. Tan sólo ha sido un cambio brusco de color en el cielo. Un cielo que amanecía claro, salpicado de humos de aviones confundidos con nubes y que de repente, una combinación imposible de azules oscuros cambian el panorama de la mañana.


No temas. Los ruidos de fondo no llegan a ser erupciones de ningún volcán. Son truenos lejanos que forman parte de este sucio cielo. Sube el volumen de la música; consigue que Barbra Streisand siga con el tono más alto de su voz.


Cierra la ventana, pero no corras las cortinas. Quiero ver como el viento mueve las ramas del árbol vecino y como me defrauda el cielo cambiado.

El silencio de la calle se incrementa. No sé si es la canción de Barbra Streisand, los truenos cada vez más cercanos, o que en cada uno de los paréntesis de estos, es cierto que nace el silencio. Me sobrecoge. Pero no, ¡NO ME DIGAS QUE TIENES MIEDO!



No te vayas, tan sólo es una tormenta.

Defínela como una paleta de colores oscuros y obras sin terminar de una ciudad, si acaso es que quieres quitar mi música y correr las cortinas.


¿No recuerdas ya nuestros veranos de antaño, cuando las tardes quedaban interrumpidas por las repentinas tormentas? Si, cierto que nunca hubo tal oscuridad, pero… ¡tenemos luz!


Mira el cielo. Ni un ápice de azul. Si acaso encontrara una sola estrella, creería que ha llegado la noche. Y a pesar de chocarme en cada esquina, aún sé que es temprano.


¡No!… No tengas miedo. ¡NO TENGAS MIEDO! Fue un trueno mayor que los anteriores, pero no significa nada.


Llueve, si acaso a esto podemos llamar lluvia. ¡Diluvia!


Siempre quise correr desnudo por la calle, bajo la lluvia. Siempre deseé lamer un cuerpo donde corriesen las gotas. Pero hoy la lluvia duele. El agua no consigue ser transparente con esa oscuridad absoluta del cielo. ¡Maldito cielo! ¡Este no es mi cielo!


¡Canta Barbra, canta bien fuerte! No dejes que esta tormenta nos asuste.



Ven, acércate a mí y agarrémonos. Túmbate a mi lado, y busca entre la oscuridad mi cuerpo. No tengas miedo, tan sólo es la tormenta la que te atormenta.


¡No! ¡No y mil veces no! Ese rayo que ilumina la estancia no conseguirá cambiarte el rostro. Hoy, más que nunca, quiero estar contigo.


Hoy, más que nunca, sé que tan sólo es una tormenta.




2 comentarios amigos:

© José A. Socorro-Noray 7 de noviembre de 2010, 20:18  

"Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes." KHALIL GIBRAN


Como siempre, es una auténtica gozada leerte.



Un fuerte abrazo.

Romek Dubczek 11 de noviembre de 2010, 23:35  

No hay nada como el agua, un cuerpo chorreando agua o un cuerpo dentro del agua.
Leí tu comentario en un blog que abrí de prueba. No sé si te respondí porque como en el otro no entraba nadie pensé que no se estilaba y dejé de mirar los comentarios. Hoy, quizás años después, lo he visto y te lo agradezco mucho.
Un abrazo,
Romek

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