La chica de enfrente
>> domingo, 26 de diciembre de 2010
Era la chica de enfrente.
Miraba cínica e inquieta
con su ventana abierta,
medio desnuda
y sin peinar.
Nunca supe su nombre
aunque la descubrí en varias ocasiones
fumando las colillas
que encontraba pisadas en la calle.
Observaba, creo,
los excrementos que dejaban
las palomas
que se posaban en mi ventana.
Por las noches,
jamás se apagaba la luz en su dormitorio.
Aprendí a jugar
con las sombras que adivinaba.
Ayer tarde,
una ambulancia
recogía el cuerpo sin vida
de la chica de enfrente
estrellado contra el suelo.
A lo lejos,
se escuchaban villancicos…
4 comentarios amigos:
Excesivamente duro, pero más dura es aún la realidad.
No escucho ya villancicos, sólo un réquiem se vislumbra en la distancia.
Un fuerte abrazo.
Que realismo, un beso Hisae
estos días son terribles para los que tienen tendencias depresivas y/o suicidas, cari... O eso, o es que el ayuntamiento limpió las cagadas de paloma de tu balcón, ja
Bezos.
Preciosa poesía. Sin amor solo está el avismo y el silencio. En este caso la muerte fue un destino seguro para escapar de su ausencia.
Franc.
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