No hizo falta
más que mi deseo tumbado en la cama
y sus ganas agarradas a las sábanas.
No soñé con grandes ceremonias
ni siquiera con una noche entera.
Tan sólo quería un pedazo de su yo
para saberlo
y poseer su desnudez.
Amarme, no me amó,
ni le conté en que consistía eso.
El blanco del entorno
se tornó manchado,
los ojos cerrados no miraban,
veían negro sin estrellas.
La noche tocaba a la ventana
y el suspiro apremiaba al adiós
sin saber qué guardaba
en toda aquella espesura.
Cerré con cuidado al mirarnos,
dejamos espacio abierto
y nuestra vida siguió a partir de las seis
sin un gracias por venir,
sin un beso que sobrase.
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1 comentarios amigos:
Precioso. Esto me encanta:
Cerré con cuidado al mirarnos,
dejamos espacio abierto
y nuestra vida siguió a partir de las seis
sin un gracias por venir,
sin un beso que sobrase.
David
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