La partitura de la vida

>> domingo, 10 de noviembre de 2013


Es un despiece de notas
en la sonata de una existencia vivida a trompicones
para intentar descubrir si hubo motivo para nacer
o simplemente fui uno de tantos instalado en este lugar por casualidad.
Las notas siguen sonando lo escrito en su singular partitura,
entre paredes de un conservatorio casi vacío de instrumentos.
Al caer la noche,
cuando deja de sonar la última nota y se apaga la luz de la entrada,
mis instantes de soledad me aconsejan
que no despiece por más tiempo las notas
que fueron creadas para dar consistencia a lo que llaman existir.
Pero no puedo evitar pensar en el concebir y el conjunto del amor,
en la función de cada uno,
en el sitio donde estoy
y en las palabras que llevo malgastadas.

Hace rato que cayó la noche,
que yo callo a la noche,
mis oídos ya no escuchan nada más que el interior de mi cabeza.
Estoy a oscuras y la tinta de mi boli se termina.
Si apoyo la cabeza en la almohada,
me persigue un tipo chepudo, una gorda con un perro negro
y mi desgana.
No puedo cerrar los ojos, no puedo escribir.
Si voy fuera y me siento en un banco, moriré congelado.
El café caliente de la máquina sólo calienta mi lengua
pero no el espíritu.

Salgo fuera
y pregunto a la única persona que convive con la noche
si acaso se pregunta alguna vez por la partitura de su vida.
Me mira incrédulo y escupe al suelo.


©Hisae 2013



2 comentarios amigos:

Omar Magrini 11 de noviembre de 2013, 12:07  

Estimado Hisae; la partitura de mi vida está llena de claves de sol que iluminan mis noches oscuras y dan claridad a días. Damos vuelta la hoja y continuamos con la sinfonía de la vida.
Un fuerte abrazo.
Omar

TORO SALVAJE 13 de noviembre de 2013, 18:28  

La sensibilidad no suele estar muy extendida.
Mejor no preguntes a nadie.

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