Igual pasé por tu puerta
y giré la cabeza para no querer ver
aunque gritaran mis ojos
por dirigir la mirada hacia la segunda ventana.
De nada me sirve mentirme
si la mentira me entristece
y peco de abstinencia
por aquello del querer y no tener.
Tampoco aireo mi pena
pues no es tal,
sino sólo desazón por dentro,
y no hay nada
como una esquina para doblarla
y olvidar de qué iba aquello.
Al fin y al cabo
dos no se tienen si sólo hay uno,
y tú me dejaste
y yo ahora evito pasar
por tu puerta maldita.
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1 comentarios amigos:
A veces un solo golpe es suficiente para que desaparezca un clavo..., y aunque resulta francamente difícil esta vez lo has conseguido. Felicidades poeta...o no.
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