No hablo por hablar
ni me enseñaron a dialogar de cualquier cosa;
me tiemblan las palabras al referirme a ella
si de mi vida estoy hablando.
No soy capaz de tratarla a la ligera,
ni se puede pasar por alto,
es una vida, ¡la vida!
Dialogar con mi existencia es muy serio
como para negarme a mirarla de frente.
Unos ojos que se
giran ante los desconocido
es de cobardes
-me inventé en ese momento.
Es la vida, joder, y la vida es lo más hermoso,
lo más intenso
y lo más innegable.
La miré -repito- de frente,
como si tuviera ojos.
La saludé cordial
como si existieran unas manos para asir tras el saludo.
La escuché sin oír y sin palabras.
Sentí el resto.
Será por el anhelo de ser un semidiós
pero mi grandeza me escupía directamente a la cara.
¡Jodida vida!
¿Acaso no me crees capaz de gritar bien alto y empezar de
cero?
Craso error -me
di cuenta que trataba de decirme.
No hay segundas oportunidades.
Hay que morir para originar.
No, no promulgo la paz interior,
sino la guerra que me transforma a diario.
Es por ello que la vida me duele a veces.
Anda equivocado el maestro que inventó el consenso entre
ella y yo,
pues no concibo escapes espirituales.
Si hoy no lo hago, no lo hago nunca.
Cuarenta años no son nada
pero tratar de abrir brecha en la mente de unos pocos
y tener que soportar tanta desidia cuadriculada,
no es fácil.
¡No es fácil, vida! Y no sé si puedo o me rindo.
Porque tú eres todo para mí
y yo para ti sólo uno más entre tantos.
¡Eres la puta vida!
A sus pies, señora.
Voy a dejar de ser el débil poeta
para que hoy me entregues nuevas alegrías,
aunque sea en fascículos.
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3 comentarios amigos:
Me ha gustado mucho. Me ha dejado un poco chafado, pero a la vez me gusta mucho.
Mario, lo escribí en un viejo poema:
Tengo miedo del olor de la muerte
cuando hay tanta vida por vivir.
Un fuerte abrazo, amigo.
este poema me recordo mucho este que escribi alla por el 2007... saludos Marito...
http://davidss79.blogspot.com/2007/02/me-aburri.html
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