Si consigues descalzarte y mirar desde lo alto
como desfogo mi partida,
si vestirte te resulta fácil
y querer que huya no te dice nada.
Si me ves cargado de soledades impuestas
y tomamos un café,
y el azúcar que sobre lo guardo para males mayores;
mientras te miro esos pies descalzos
y me nombras tres veces
y a partir de ahí te cuento que volví...
...tendrás mis ojos
de frente
y acercarás tus
manos a las mías...
Desde ese instante, sentiré todo aquello que mis poemas
te contaron,
y sin palabras nuevas
retomas una vida enclaustrada entre polvo y un nada,
pues nada ya tengo
y nada tendrás si decides quedarte.
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1 comentarios amigos:
A pesar de todo, y aunque nos cueste creerlo, siempre hay una palabra nueva al borde de los labios.
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