No es lo mismo el desear que el tener,
el bostezo de la mañana
que el penúltimo del día,
no es lo mismo cuando llegas
que cuando voy a despedirte.
No es lo mismo el escribir por amor
que el hacerlo por desamor,
el malgastar saliva en tontas discusiones
que en un beso,
la mirada caída de la timidez al verte,
que las ojeras del cansancio a tu lado.
No es lo mismo mojar un papel con tinta
que con lágrimas,
o con gotas de lluvia
si después corren ríos de sangre.
No es lo mismo querer aparentar que ser,
que gritarlo
y te que amen por ello,
no es lo mismo soñar que vivir
aunque sea hermoso vivir soñando.
No es lo mismo morir de amor
a que el amor te haga morir,
que llores por ello
y que dejes de creer en algo tan etéreo
como efímero sentimiento.
No es lo mismo empezar que terminar,
aunque quedes impasible en los dos momentos
y yo,
quede huérfano de palabras.
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1 comentarios amigos:
En todo caso, querido Mario, lo que sí es cierto que todo, absolutamente todo, hasta la palabra, continúa siendo demasiado efímero.
Un abrazo
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