La duda del masivo movimiento de personas
que acapara unas tierras que desconocen,
me atemoriza.
El mundo se engorda en zonas
donde no resistirá con el peso del hambre
mientras que en otras
el hambre ya no existe por el exhausto abandono.
Cuando se trata de ayudar
sé que siempre aparecerá una mano extendida,
pero si se juntan cientos de ellas
terminarán arrastrando las lágrimas de ambos
y se fundirán hasta ahogar el deseo de ayuda.
En el momento en que el mar se convierta en cementerio
y de la tierra ya no nazca la mata,
cuando la sonrisa de un chiquillo se pierde
para dar paso al llanto de un padre y una madre,
es que el mundo falló en algo
o quizás el hombre no es tan bueno como contaron.
Y es que en la historia, los movimientos masivos
se alargan sin horizonte claro en el tiempo,
nunca tuvieron un buen final
o dejaron como parte del legado
una crónica sucia en blanco y negro
donde las sonrisas se extinguieron.
Lo peor de todo
es que las lágrimas se terminarán secando.
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