La adolescente
>> domingo, 31 de enero de 2021
La bella Betty, Albert Lynch |
Igual podía ser con las primeras luces de la mañana que con las últimas del día. Ambas eran sus preferidas. No sólo por el color del cielo, entre rosas y naranjas, sino también por el silencio que envolvía todo con el nacimiento o la muerte del día. Ella, una chica demasiado joven con un embarazo que no se intuía, paseaba descalza por la trasera de su casa. Él, que se enamoró de ella tan sólo con ver como sus pasos le recordaban a un ángel, la observaba cada día, excepto los miércoles que tenía que acompañar a su hijo menor a clases de piano. Cuando la miraba, se convertía en sonámbulo por unas horas. Ella, canturreando, se hacía círculos en su barriga imaginando que aún estaba escribiendo en la pizarra de la clase.
Un día, mientras paseaba, gritó y se arrodilló en el suelo con la cabeza gacha, rozando su flequillo la hierba tierna. Él se sobresaltó y corrió desde el otro lado hacia donde la chica se encontraba. Llorando, no levantó la cabeza en ningún momento; un hilillo fino de sangre le corría por la pierna. Él no entendió nada, aún así la abrazó. Ella se dejó hacer. No hablaron. Hay palabras que no necesitan ser dichas.
©Hisae
1 comentarios amigos:
Los he visto.
A los dos.
Escribes fotografiando.
Que se cuiden.
Saludos.
Publicar un comentario