¿Quién me dijo que éramos nosotros dos?

>> martes, 24 de marzo de 2009

Era el torrente de la vida despeñándose montaña abajo, con su horrísino clamor, mezcla de risas y llantos, mientras la fronda estallaba, arrancada de cuajo por el agua sin cauce y repicaba el pedregal rebotando, granito sobre basalto, en caída libre.

Y lo vi entonces.

Dos cantos rodados -¡rolling stones!- cegados por la espuma. Bajaban entre aquel ejército en derrota, botando sobre el pedernal a punto de explotar en mil pedazos… ¿Quién me dijo que éramos nosotros?


Quien lo llama abandono, quien me dice miedo.

Sólo soy yo, aunque tardío.

Mis abrazos de aire quieren tenerte,

Te poseen, apartan al diablo.

Tardío, pero no olvidado

¡Ay dolor, mal pasado!

¡Que enjambre de besos

desperdiciados!


El grito que estaba a punto de desgarrar nuestras gargantas no brotó al fin. Ambos pudimos ver que la espuma embravecida nos ceñía a los dos por la cintura, nos elevaba sobre los escollos asesinos y nos llevaba abrazados, torrente abajo hasta el remanso al pie de la cascada…

Pero, ¿quién?… ¿por qué?


Amarte fue nacer.

En el mundo de húmedos escupitajos,

morir era un placer.

Tenerte de la mano

era sujetar la Biblia de héroes.


¿Quién me dijo que éramos nosotros dos?

¿Y si el sueño me despierta

y la espuma de mi torrente sucumbe en lágrima?

No sé –te contesté.

¿Quién te dijo que éramos nosotros dos?


Texto conjunto y en colaboración con José Luis Martín Vigil*.


*José Luis Martín Vigil (Oviedo, 1919). Escritor español. Licenciado en Filosofía y Letras, Humanidades y Teología, cultivó fundamentalmente la novela. En 1960 obtuvo el Premio Ciudad de Oviedo por Sexta Galería y, en 1965, el premio Pérez Galdós por Réquiem a cinco voces. También fue premiado en dos ocasiones por la Oficina Católica de París a la mejor novela extranjera. Sus novelas sobre la marginación urbana de los jóvenes se ha traducido a numerosos idiomas.





18 comentarios amigos:

kuoremio07@gmail.com.ar 24 de marzo de 2009, 22:17  

Muy bello relato! besos

Gabriela 24 de marzo de 2009, 22:34  

Ciertamente lo vi!!!
Cayendo
No conocía a Vigil.
Gracias, me encanta aprender así.
Un abrazo.

BRILLI-BRILLI 25 de marzo de 2009, 8:18  

Muy bonito.
Quién no ha leído a Martín Vigil en sus años jóvenes?creo que mi madre me regaló todos sus libros.
Besos

Thiago 25 de marzo de 2009, 11:18  

Pero como que texto conjunto? qué es tuyo y qué es de él?

POr cierto, está vivo Martín Vigil por lo visto?

Ah! cari, ....¡Y si que éramos nosotros dos!

Bezos

Markesa Merteuil 25 de marzo de 2009, 12:18  

Tengo la misma duda que Thiago, porque están perfectamente integrados el uno en el otro. Es por ello que insisto y pregunto: ¿qué es de cada uno?

Hisae 25 de marzo de 2009, 12:36  

Thiago & Marquesa.

José Luis Martín Vigil y yo, mantuvimos esta semana una conversación.
Utilizando el tema de conversación y estando ambos de acuerdo, él puso la prosa y yo el verso, dando resultado este escrito.
Por eso decís que está perfectamente integrado. Todo es el mismo tema.

Un abrazo.

Thiago 25 de marzo de 2009, 13:05  

Bueno, uno no deja de asombrase. Y lo dices así, como quién no quiere la cosa... Hablas con un mito de la literatura española del siglo XX como si tal cosa, "cari, vamos a hacer un post juntos" Joder. Pero si es un intelectual tuberculoso pero de los de verdad...

Hombre, en la prosa ya notaba yo algo... una mastría jajaja (Esto es solo por joder, eh cari, jajaja Pa que no te lo creas, vamos).


Y con lo que me gustan a mi los mitos, y yo el escritor mas famoso que conozco es Thiago, jajajajajaa.

Bezos a ambos.

Markesa Merteuil 25 de marzo de 2009, 13:14  

Muchas gracias por la aclaración, Mario. Realmente tuvo que ser un placer compartir esa charla, ya que de ella salío creatividad.

Thiago 25 de marzo de 2009, 16:38  

Bueno, cuando le pedí a mi padre alguna novela para empezar a leer a temprana edad, mi padre me dió "La vida sale al encuentro" supongo que reviviendo él mismo su juventud. POr eso la recuerdo como una de mis primeras lecturas. Mi madre me dió "Lo que el viento se llevó". Bien es verdad que tardé poco yo en buscar mis propias novelas para leer, - algunas a esconidas- pero un mito es un mito, y aunque yo no soy religioso y mas bien anticlerical, respeto a un intelectual,pero de los de verdad.

Asi, que D. José Luis, no sé que hace haciendo un post a medias con Hisae, jajajaj pero este maridaje entre prosa y poesía, entre dos generaciones, entre literatos y blogueros es un interesante experimento cultural, algo motivador e inquietante, que en mi modesta inmadurez, veo como meta. Algún día publicaré un post con Míllás, ahora lo veo claro; y tal vez, los cuatro, echemos una partidita de mus mientras nos bebemos unas sidrinas, jajaja

Bezos a usted y a este mamarraxo que lo ha acogido en su blog jajaj

Anna 25 de marzo de 2009, 22:08  

Mi querido Mario:

Una vez más nos damos la mano por el camino; primer amor, p`rimer dolor, el primer libro que leí...me lo pasó mi padre y jamás lo olvidaré, me metí en el libro, seguí el argumento cuando apenas empezaba a ser mujer, y después muchas veces rememoré lo leído.

Ha debido de ser precioso para ti escribir codo con codo con Vigil.

Un beso a los dos.

Alfonso Saborido 26 de marzo de 2009, 0:13  

Mario, me alegro enormemente de esta colaboración.
Ya ves. Los genios se juntan :)

Un abrazo a los dos, que tanto me habéis dado, de una manera u otra :)

BRILLI-BRILLI 26 de marzo de 2009, 9:52  

Eyy!!muchas gracias por tus felicitaciones!
Besos

© José A. Socorro-Noray 26 de marzo de 2009, 11:03  

Excelente colaboración la tuya y la de José Luis Martín Vigil, de quien recuerdo haber leído "Réquiem a cinco voces" , "El faro de barlovento" y "La vida sale al encuentro".

Te felicito por tan maravillosa iniciativa, eres afortunado.

Un fuerte abrazo

Omar Magrini 26 de marzo de 2009, 15:45  

Amigo Mario, volví!! ( y seré millones dijo Evita!!) Aquí estoy nuevamente para seguir con nuestro ida y vuelta bloguero.
Te dejo un fuerte abrazo.
Omar

JR 26 de marzo de 2009, 22:13  

siempre vuelven los alcatraces a su lugar de puesta...mi vuelo es oceánico, pero sé donde regresar a recoger Cultura.

abrazos alados.

Anónimo 27 de marzo de 2009, 0:01  

Como se te ocurre que podria cerrarete la puerta, eso jamás, jajaja

el texto precioso, en especial esta parte:

Amarte fue nacer.

En el mundo de húmedos escupitajos,

morir era un placer.

Tenerte de la mano

era sujetar la Biblia de héroes.


¿Quién me dijo que éramos nosotros dos?

¿Y si el sueño me despierta

y la espuma de mi torrente sucumbe en lágrima?

No sé –te contesté.

¿Quién te dijo que éramos nosotros dos?

saludos a Jose Luis, besos.-

Thiago 29 de marzo de 2009, 17:39  

Ayer me sonreía al ver la crítica de la nueva película sobre los jóvenes actuales (desde luego no de los que escribimos un blog) en la que evocaban a Martín Vigil. Muy de pasada, claro, y no con gran cariño. Pero ya sabes como es la crítica cinematográfica en este pais: o es en B&W de hace 50 años o es una película de Afganistán o es todo una mierda, jajaa


Bezos.

Condevolney 11 de abril de 2009, 20:35  

Un buen tema, un ejercicio vital y una desesperada carrera al vacio, siempre frio y diferente de eso que se llama muerte, siendo en la vida inerte. Genial colaboración y afortunada para los dos.

De nuevo mi alma farolera explota en mil pedazos, para ti en mil abrazos.

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