Mentiras y desánimo

>> sábado, 12 de septiembre de 2009


Escuchar lamentos

que suenan a baladas de enamorados,

podar el árbol del deseo

para construir púlpitos donde clamar ansiedades,

pedir tres

aunque la necesidad sea sólo de dos y medio,

por la gula de poseerte

a ti

y al resto.



Avaricia que se confundió

con la incapacidad de sentir amor,

amor éste mentiroso,

siendo una realidad de sólo vicio,

y resultando una pisoteada soledad

donde se alimenta de imágenes y sueños,

para morir sola cada noche

en la alcoba de las desilusiones.




10 comentarios amigos:

© José A. Socorro-Noray 12 de septiembre de 2009, 21:32  

Siempre es necesario
podar el árbol del deseo
para que este vuelva a brotar
con fuerza y esplendor.


Un abrazo

capitancaldera 13 de septiembre de 2009, 16:52  

es triste o conformista, no sé.
besos

Dolores 13 de septiembre de 2009, 19:55  

No habita el cruce de dedos
en el paraje de locuras,
no hay mentiras ni enredos,
allí es dónde habitan las curas,
las manos se vuelven credos
verborreándo corduras,
¿locura?, manos sueltas de miedos
palpándo sus razonadas ataduras,
loco amor ¿quién lo cura?,sin dos
para sus horas futuras,
locura en ti están seguras.

Anónimo 14 de septiembre de 2009, 13:04  

fantástica tu manera de expresar y transmitir...
enhorabuena

Thiago 14 de septiembre de 2009, 22:45  

jaja cari.. amar por gula? o gula de amor, eso si que es bueno... me encanta. Una gula que solo se satisfaga de pastelitos de tus sentimientos, buñuelos de tus caricias, bombones de tus besos, y tartas de tus deseos...jaja

Bezos

Terapia de piso 16 de septiembre de 2009, 12:49  

Y así muchas veces uno termina sintiéndose derrotado.

Un gran abrazo, Hisae.

José Roberto Coppola

JuanK 18 de septiembre de 2009, 14:35  

Seguir probando del arbol del deseo, y olvidarse de esa terrible habitación...sería una opción a seguir.

te espero siempre
Al otro lado del deseo

Condevolney 19 de septiembre de 2009, 0:13  

mentiras cruzando la frontera del desánimo,
amor?

Vuelvo a tu casa y me encuentro en una cama redonda con tus soledades, envuelto en unos desilusionados sueños, pero reconozco que me ha gustado el ménage à trois con Morfeo.

Hoy cuando entré casi fue lunes, pero ser sábado era más normal para alguien como yo, una enciclopedia calendaría que siempre fue domingos ciertos. De paseo con mis pesadillas y leyendo los silencios.
Cuando me vaya, me empecinaré en no respirar mientras leo El Corsario de Byron y tus Pensamientos.

Amigo, brazos para abrazos llenos (de tu cuerpo)

Anónimo 28 de septiembre de 2009, 17:05  

Aquel árbol del valle perdido
se mostró firme cuando sus ramas eran acariciadas por el deseo.

Y el viento a veces cesaba, y el sol quemaba, y las ramas desnudas, se limpiaban del deseo marchito, pero no olvidado.

Pero el viento siempre volvía al amanecer y el deseo renacía, y el árbol revivía porque no podía olvidar.

Anónimo 22 de diciembre de 2009, 5:16  

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