Escribiré sonetos de amor
>> domingo, 21 de octubre de 2007
inmenso, a la par que doloroso,
juntos éramos una vida,
por separado, como a una muerte llorábamos.
Se amaban estos cuerpos toda una noche,
y agotados,
cuando llegaban los reflejos de la mañana,
las manos nos asíamos
y los párpados cerrados quedaban al día.
Observaba a mi despertar,
las transparentes paredes de su piel,
sus labios pecaminosos,
a la vez que recordaba sus gestos nocturnos
todos suaves y delicados como plumas.
Cuando marchó,
decidí escribirle sonetos
que contaran nuestra historia de amor;
cuando marchó
sollocé junto a la playa
porque el ruido del mar me recordaba su llanto;
cuando marchó
mis versos también lloraban…
1 comentarios amigos:
Mucha nostalgia...de aquellos amores perdios, escapados, fugaces, prohibidos. Pero el amor siempre vuelve
Un abrazo
Franc.
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