Sin título
>> jueves, 15 de enero de 2009
Foto: Hisae&Jero
Siento el latir del corazón
en la soledad de tu pecho.
Me sorprende cuando el silencio me arropa.
Oírte me perjudica
porque me creía muerto.
Lo más duro fue morir solo
en una habitación blanca de hospital.
Ahora te escucho, corazón ajeno,
y dudo entre fantasmas
o fanáticas y falsas reencarnaciones.
Me atormenta el despertarme y que me duela el amar,
aunque quizás sea
la ausencia de amor lo que más dañe.
Permíteme cerrar los ojos ahora.
¡Yo!... el que se supone muerto.
Quizás la lluvia que ahora escucho
empape el último halo de mirada,
o tal vez ni siquiera llueva
y sea sólo mi último aliento.
18 comentarios amigos:
cuántos muertos de ojos abiertos
casi despiertos...
Cuántas veces nos hemos preguntado: ¿esto es vida?
José Roberto Coppola
Nos atormenta el silencio tanto como el sonido, amar desde la conciencia, es amar desde la vida. La excelencia es fácil.
Precioso y triste…en tu línea.
Buen día
Franc.
Soledad,
silencio,
muerte,
sueño,
ausencia...
mi último aliento.
¡Qué joya de poema!
Claro, Mario... si el silencio fuera sonoro
Un abrazo
PS: El océano siempre nos habla
Cuántos no se habrán muerto del todo por no haber completado su vida. Si hicieran una encuesta, quizás todos los fantasmas, sean fantasmas por amor.
desolados versos, la lluvia que escapa de los labios de un muerto que duda de su estado y un corazón que sigue latiendo en algún recóndito lugar...
saludos!
Bonito verso,cerrar los ojos a veces puede ser muy placentero..besos
A mí lo que me aterra es no amar al extremo de que duela.
A mí lo que me aterra es no amar al extremo de que duela.
Y después de escribir algo así ¿cómo te quedas dulce Mario?
Yo desde luego te permito que cierres los ojos.
La ausencia de amor, no duele, pero si mata, sobre todo si el dolor es más fuerte que cuando hemos amado.
No estás muerto, tus letras son un nacimiento de vida constante.
Miles, cielo.
Lo que ha dicho Ana es una "terrible" verdad...Tú tienes o eres en sí mismo tu propio Dios, y puedes morir, matar o crear tu vida y muerte.
Mario, caso de ser quién no soy, hubiera pasado una noche contigo, nos la merecemos ;-)
Querida Mario, primero me disculparé por los atípicos retrasos en mis visitas, ya que no tengo red, estoy de mudanza, pronto estaré recuperado de esta muerte tonta.
Y volvemos a la vida, querido poeta la muerte es necesaria, necesaria para vivir, necesaria para florecer cada día un nuevo Mario, y se nota que mueres, se siente en el aliento de tus versos, en el perfume de tu alma, en la libertad lucida que exhalan tus entrañas, muere querido poeta y nacerán de cada muerte poemas de amor que matan, y mantener esta luz inmensa que ilumina tus pensamientos.
Mi alma farolera en mudanzas te celebra.
Hola, muy bueno tu blog, te invito a ver el mío, saludos.
Mi querido MARIO:
Aquí me tienes enredado en la muerte, el silencio, la soledad que destilan tus palabras.
Como ya sabes, a mi el silencio me gusta mucho. Lo creo imprescindible para extasiarse con la MÚSICA.
El silencio me parece alegre, maravilloso, extraordinario, bellisimo, ... y muchas cosas más.
Hay cosas que también son para mi imprescindibles. Me resulta imprescindible decirte que TE QUIERO. Lo tengo que hacer de vez en cuando, porque, sobre todo, me lo pide el alma.
A ver si un día de estos nos damos un abrazo. Que es posible que ya vaya siendo hora.
Hoy que me siento cercano a ti especialmente, por alguna desconocida razón. Y aqui me tienes leyendo tus hermosos versos. Y curiosamente, no me dejan melancólico, sino con una especie de extraño subidón de fuerza y entusiasmo.
Muchas gracias por todo y que DIOS te bendiga.
ANTONIO
Espero que tras la muerte se acaben los tormentos, porque como no sea así me va a dar algo...
Saludos.
Yo creo que no llegaste a morir. Lo que pasa es que dentro de ti viven muchos y de modos muy extremos. Ay, esos heterónimos que nos toman la casa y nos desordenan los sentidos.
Besicos
después de haber conseguido olvidar, me duele más volver a amar que el olvido. cuánto cuesta dejar de sentirnos vivos.... no quiero volver una vez que morí.
después de haber conseguido olvidar, me duele más volver a amar que el olvido. cuánto cuesta dejar de sentirnos vivos.... no quiero volver una vez que morí.
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