La femineidad de la Luna

>> sábado, 24 de enero de 2009

Las noches se formaron en el hielo. Las nubes dejaban escapar algo del calor que no se creó cuando aún no había nacido el Sol. Después de que fuera parido, al menos el día aparecía caluroso. Cuentan que la Luna era amante de la Tierra, a escondidas del Sol. Los días que ésta sangra, no quiere compartir los placeres con él. Este desplante le enoja y lastima su orgullo de gran astro; se aparta de ella y esconde su luz. Los días se vuelven heladores al igual que lo fueron antaño las noches. Pero no puede permanecer lejos mucho tiempo; se siente solitario, extraña su cuerpo femenino lleno, cálido, sensual, y entonces acecha para verla. Sin embargo, la vanidosa Luna está disgustada y no quiere mirarle.

Pero cuando él vuelve y luce en todo su esplendor para conquistarla no puede resistírsele. Se abre a él una vez más, gozan del placer intenso de hacerse el amor.

Las mujeres hablan a las adolescentes de sus ciclos. Estos van con las de la Tierra. Cuando las mujeres sangran es tiempo de noche de luna, y saben cuando esperarlo vigilándola. Cuentan en días para poder saber cuando aparecerán sus lágrimas rojas incluso cuando la luna está oculta tras las nubes. Las mujeres llamaron a la noche, la Luna Roja.


Hubo un día, que la mujer lloró lágrimas rojas cuando la noche era oscura. Salió a la ventana y no encontró a la luna. Ese día, había sido amada y apacentada.

Durante tres noches oscuras, lloró. Lloró sangre roja.


Fue quizás en ese instante cuando las tormentas nacieron en el cielo. Las nubes se enrabietaron, la Luna no aparecía y cuentan que el Sol lloraba en trópicos que nadie divisaba.

Nunca hubo amante que dejara de amar a la mujer, de tal manera que la Luna siempre recibía el placer del Sol.


En ocasiones, se ve la ventana abierta de la mujer. Sólo espera una brisa que seque sus ojos, tal vez de alegría, acaso de pena. Nunca dejó de ser mujer. Nunca faltó la Luna en su cielo.

Mujer, eres puro deseo.


A Upe… por que te quiero.





15 comentarios amigos:

Aiara a secas 24 de enero de 2009, 22:12  

La luna te vigila cada día, se enamoró de tus ojos y ya jamás podra dejar de admirarte cada noche.
Te quiero mofletes.

Anna 24 de enero de 2009, 22:24  

Bueno, pues otra mujer que se acerca por aquí y te deja un te quiero.

Has escrito algo precioso, una metáfora deliciosa referente a la naturaleza de la mujer, de como se siente lastimada, seducida, amada, y de como la sangre nos altera cada mes.

Miles de besos, y un saludo especial a Upe.

Terapia de piso 25 de enero de 2009, 3:38  

La luna es complicada.

Por eso no es fácil entenderla.

José Roberto Coppola

Alfonso Saborido 25 de enero de 2009, 15:40  

Anda que no habría nada que hablar de la Luna. Condenada a dar vueltas, a mirarnos siempre con la misma cara, a no darnos la espalda, a desaparecer con la fase de nueva... y más que amante de la Tierra, yo pienso que es nuestra hija, la que una vez nos arrancaron a pedazos.

Markesa Merteuil 25 de enero de 2009, 18:08  

Si olvidase amar perdería también su nombre.

Thiago 26 de enero de 2009, 10:26  

Ay que suerte tiene UPE que la quieras tanto como para dedicarle un post tan bello....!

Soles y lunas, tormentas y sangres, amores y eternidades.. y en el medio, siempre tu! ¡climatogenesis extrema!

Bezos.

Francisco 26 de enero de 2009, 12:29  

Dar...amar, darse amor. Sin amor no somos nada. "La paz sea contigo".
Besos
Franc.

© José A. Socorro-Noray 26 de enero de 2009, 21:19  

¡Hasta la Luna Nueva
hace a la noche más hermosa!

Un abrazo

David Samayoa 26 de enero de 2009, 22:03  

Que facil resulta
echarle la culpa a la luna
de lo que me ocurra
si de eso se ocupa
uno mismo y ya esta...

Anónimo 27 de enero de 2009, 21:53  

Hola Hisae, queria agradecerte el comentario que has dejado en mi blog. Tu cuento me ha fascinado, describes de forma maravillosa una escena mitilogica entre empireos astros, que a la vez inundas de humanidad, con la presencia de las mujeres y su forma de entender la naturaleza. Ha sido precioso canto al amor.
Recibe un caluroso saludo, Jon...

Juan Cairós 29 de enero de 2009, 13:38  

Entiendo y siento cada trazo en este viaje por Selene...Te vivo, te comprendo...Poeta!
Estás tan lleno de sensibilidad, que me creo que seas el hijo que la Luna parió una noche, estando ebria en tu tierra...

Precioso y emotivo, eres muy especial!

Romek Dubczek 30 de enero de 2009, 22:40  

Hola, un buen blog. Mañana me lo miraré todo con más calma. Un abrazo. Romek.

Condevolney 31 de enero de 2009, 20:27  

Joder tío, eres puro sustancia cósmica, deseo, suspiro, verbo eterno, eres en lo atómico un enlace entre la tierra a la que yo estoy pegado con loctite y lo divino que tu escribes, siempre un encontrar lunas diferentes y lagrimas nuevas, todo un portento poético en ebullición continua.

Desde el alma farolera no dejo de asómbrame, para no quedar ciego con tu lucidez.

Luzzy Duran 1 de febrero de 2009, 14:39  

Vaya que si este post me ha gustado y solo puedo decir que me has dejado sin palabras.
Un beso y abrazos etéreos :)

Arquitecturibe 3 de febrero de 2009, 14:40  

Yo juro que una vez vi la luna completamente roja... más roja aun que las lunas que veía en los libros de texto...
Hermoso.... simplemente hermoso tu escrito
espero volver por tu casa
saludos desde mi lejana galaxia

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