La regla de tres

>> miércoles, 1 de abril de 2009



















Tan solo me quedan dos instantes,

uno para matarte

y el otro eterno para pensarte.

Culpa fue mía y no tuya

pues te robé aquel beso que no negaste.

Me atreví a mancillar tus silencios

y tú me hablaste

en forma de desgastados abrazos.

Hoy, no puedo más,

Me agota el amar.


En esta regla de tres

dos viven

y finalmente tres sufren.


¿Por qué entonces no tapaste mis labios

para evitar el veneno del beso?

¿Por qué no mutilaste mi cuerpo

y regaste con mi sangre tu jardín?


Ahora,

déjame pudrirme en la soledad de mi losa,

mientras acaso tú buscas otros amores que deshonrar.

Hoy, después de matarte, muero.

Tú mueres para resucitar.


9 comentarios amigos:

© José A. Socorro-Noray 1 de abril de 2009, 21:32  

Mario, ¡es una joya!

Hace tiempo que no leo algo tan excelente como este poema.

"Tan solo me quedan dos instantes,
uno para matarte
y el otro eterno para pensarte"
¡Sublime!


las reglas de tres
son siempre complicadas
de sobrellevar


Un fuerte abrazo

Gabriela 1 de abril de 2009, 23:27  

Fantastic!!!
Alguien llega, y deja impronta.
Y la invitas a regar el jardín...

Me encantó! :)

Alfonso Saborido 2 de abril de 2009, 0:25  

En el amor, el número tres es el enemigo público número uno...

Terapia de piso 2 de abril de 2009, 0:52  

Los crímenes de la pasión.

Saludos

José Roberto Coppola

esperanza 2 de abril de 2009, 6:36  

"Me agota el amar"...supongo que sí.
Que sea una bonita primavera para todos.

Angel 2 de abril de 2009, 8:22  

Estupendo...
Hay que reconocer que te superas en cada una de tus letras.
Me han encantado éstas especialmente.
Besos, Mario!

La Caja de Sorpresas de Carmen 2 de abril de 2009, 10:07  

Hacía tiempo que no pasaba a leerte, y me alegro de que estés "vivo".
Sigue regalándonos tus pensamientos, envueltos en la belleza que pones con tus palabras.
Mil biquiños y un te quiero.

Anna 4 de abril de 2009, 20:49  

Quien entiende del dolor todo lo sabe.

Bs

Condevolney 11 de abril de 2009, 20:41  

Perfecto zurcido del simple juego de dos, que en tres ciertas se vence y en verso me convence “Hoy desp8ues de matarte, muero. Tú mueres para resucitar” genial, Eres romántico inasible, tienes a las musas a tus pies (alados) déjalas que te laven las heridas y bruñan las cicatrices, es uno de sus trabajos, solo hay que soñar.

Este poema, con tu permiso me lo quedo, para mañana verterlo en mi palangana y lavarme con el, para que quede grabado en mi piel.

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