El aire despertó en mí
>> jueves, 26 de agosto de 2010
El aire despertó en mí
la morriña de lo que murió,
desperezó también el alma
adormecida desde hace tantos otoños caducos,
y es hoy el oro del sol
el que deslumbra unos ojos hartos de agua,
para resurgir de la sombra
que dio cobijo a mi savia.
Todo ha cambiado.
Las esquinas ya no son redondas,
ni proyectan sombras los sueños.
En una bolsa vacía de flores
manaban semillas de fe
y con cada riego
nacía mi esperanza.
Hoy amo.
Amo lo que dejé y lo nuevo que poseo.
Vengo dispuesto a llamar a tu puerta
y cantarte los abrazos
lapidados antes en tumbas frías.
Hoy, heme aquí,
vivo hasta hacerme infinito.
Y en cada voz
una nueva plegaria.
Si acaso maté,
hoy doy vida
y me la bebo.
3 comentarios amigos:
Hola Hisae cuando puedas pásate por mi blog, tienes un encargo que recoger.
Un abrazo
Somos uno,
somos el mismo aire.
Un fuerte abrazo
MArito, hacia mucho que no leia tus poemas y siempre es un placer visitar tu blog volver a hacerlo. La frase;
"En una bolsa vacía de flores
manaban semillas de fe
y con cada riego
nacía mi esperanza." Excelente!
Saludos
Omar
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