Lo incómodo de la ausencia
>> martes, 27 de noviembre de 2007
dispersas por mi rostro temerario,
tristeza y zozobra
desde que te supe ausente.
Bajé el telón de mis párpados,
creo que sólo un instante,
hasta apagar el incómodo sopor
del vaho de mi agonía.
No altero mi día,
tan sólo enmiendo este versátil sentimiento
que tan pronto asciende
como que sofoca
y me obstruye la dicha
de residir perpetuo en tus brazos.
Ahora pausado pienso
en meritorios momentos que me diste,
donde quedaron atrás lágrimas, pocas,
en ese arrabal de mi vida.
Mas estoy,
vivo intensamente,
y sé que dolor sentiste
aunque sólo fuese por no verme.
3 comentarios amigos:
"y me obstruye la dicha de residir perpetuo en tus brazos"...Me quedo con este pequeño fragmento, aunque el resto me parezca maravillosa.
Felicidades Mario
Un abrazo
Franc.
Hola Mario, al leerte, me pasa un poco lo mismo, a veces creo que también me quede perpetuo en sus brazos, a pesar de pasar y pasar bellas personas por mi vida.
Te abrazo…
Hola, Mario:
Sabia respuesta, esa de enmendar versátiles sentimientos. Lo recordaré.
Un abrazo.
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