La vergüenza,
la inquietud que despierta el remordimiento,
los sueños de papel que mueren cuando dejas de leerlos
o peor aún,
los que permanecen por siempre en el fondo de una papelera.
El dolor,
el reprimir llorar
por tener de testigo a una luna gótica acurrucada
en algún rincón del amplio cielo.
La mirada que toca mi rostro,
los besos que quedaron muertos flotando en la superficie del
río,
y el adiós que siempre evitas.
Lágrimas ácidas en ojos de otros,
siluetas de uno mismo que se parecen a mí,
el querer y no tener,
el tener lo que no quiero,
el mendigar ,
la congoja por el hijo que no tuve.
Dos vidas en una
que se mutilan y sobreviven.
La huella que dejo siempre en el cristal,
las monedas que devuelves a Judas,
el roce
y el consuelo de ser rozado.
Mirar para comprobar que todo está igual,
muerto,
pero siempre igual.
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1 comentarios amigos:
Es precioso.
David
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