Lo que trae consigo el desvelo

>> domingo, 13 de mayo de 2012





En una noche de desvelo
mira y ve
las flores secas en un jarrón de cristal,
fotos de desconocidos
y un farol apagado.
Un libro de Izumi Kyoka abierto
un verso subrayado,
más libros apilados
y restos de cigarrillos en el cenicero.
Una mosca boba sobrevuela la estancia,
se para en el borde de un vaso sucio
y la mira como única distracción.
La luz va cambiando
como cambia siempre el cielo durante el día
aunque no lo mire.
El bolso Chanel que ella dejó olvidado en el perchero,
una planta seca
y los recuerdos que sobreviven
únicamente para ser recordados.
Una caja de klinnex,
dos, tres o más sorbos seguidos de un vaso con whisky,
un periódico atrasado,
un disco de Edith Piaf que suena una y otra vez
porque nadie lo para.
Un bostezo,
un deseo que no puede ante la pereza,
una manta a cuadros con demasiados colores,
el frescor del amanecer,
y al fin,
unas líneas escritas para el siguiente relato.


4 comentarios amigos:

Anónimo 14 de mayo de 2012, 8:31  

A mi también me gusta Edith Piaf.

© José A. Socorro-Noray 15 de mayo de 2012, 9:25  

No sabes cuánto me identifico con este poema. Todo absolutamente todo, si no fuera porque en vez del whisky prefiero la ginebra.

Me encanta todos tus últimos poemas.


Un fuerte abrazo.

Anónimo 16 de mayo de 2012, 19:24  

Es precioso. De los mejores que te he leído. También me gusta Edith Piaf.
David.

Anónimo 17 de mayo de 2012, 12:11  

-Una manta a cuadros...
y quizá una chimenea

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