Aprender contigo

>> domingo, 15 de abril de 2012


Contigo aprendí a perder el tiempo,

hacer de mis besos tus versos,

a saber que nada es eterno

si no instantes,

a parar el reloj en esos instantes

y alargarlos con los sueños.


Contigo aprendí que nada he de pedirte,

no tengo derecho.

Tan sólo ruego

que cuando me veas

hagamos el amor

y que me despidas hasta mañana

fingiendo volver a vernos.


Contigo aprendí otra felicidad,

y que ésta

permanecerá en la cumbre de todas las felicidades.

Saber que la noche

será cómplice de algún encuentro

y más tarde mis lágrimas serán sólo mías.


1 comentarios amigos:

© José A. Socorro-Noray 18 de abril de 2012, 22:24  

La felicidad, la propia vida, no es más que una sucesión de instantes. Nosotros también somos un simple instante en el devenir del tiempo. ¡Aprendamos a disfrutar cada uno de los instantes!


Un fuerte abrazo.

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