No puedo pretender que todos me améis

>> martes, 24 de abril de 2012



Si no fuera porque el día lo he vivido,
si no fuera porque el cielo se ha teñido de desgana,
si mi corazón no hubiera muerto solitario,

pintaría de color el horizonte
¡alguien tenía que pintarlo!

No puedo pretender que todos me améis,
y por ello sufro.
Clama este llanto a una vida serena
donde el dormir es mi refugio,
donde amanecer sea respiro,
donde no toquen a mi puerta si la ven cerrada,
donde la música sea sólo eso,
música y no ruido.

Lo demás quedó vivido,
matado lo malo
y guardado lo bueno, para un siempre inventado.

Ahora soy feliz
a pesar de sentir como una lágrima perdida se desliza.

No puedo pretender que todos me améis,
y por ello sufro.
Porque rompí el corazón para repartirlo
y crear de uno, cientos
y de cientos,
sólo uno.

Lo demás quedó escrito
en pequeños papeles ilegibles y enterrados
para mí  y para mis difuntos.

Ahora soy feliz
aunque tus labios me recuerden antiguos besos.


1 comentarios amigos:

© José A. Socorro-Noray 25 de abril de 2012, 10:32  

"Porque rompí el corazón para repartirlo
y crear de uno, cientos
y de cientos,
sólo uno."


¡Qué belleza!


Un abrazo

PS: Con tu permiso te lo robo

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